Buena columna de Wainfeld, que matiza mi comentario anterior. No concuerdo con Wainfeld respecto de la calidad del análisis de González, que para mí consiste más en divagues y anécdotas que en sostener una idea. Pero sí concuerdo en que González, a diferencia de su actitud respecto de Vargas Llosa en la feria del libro, mostró autonomía en cuestionar a Bergoglio más allá de la postura oficial. Tereschuk lo expresó en una breve fórmula: "para conducir está la conducción". O sea: los que apoyan sin conducir se expresan libremente, mientras que los que conducen, conducen.
Más allá mis dudas respecto de la calidad del análisis de González, vale reconocer junto a Wainfeld que es uno de los pocos que se han animado a proponer un debate. En general, lo que primó luego de la elección de Bergoglio fue un rápido alineamiento a favor o en contra. Se perdió así, como de costumbre, la oportunidad de pensar un poco más a fondo las implicancias políticas y culturales del episodio.
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