Acabo de leer con fascinación un comentario que, con total honestidad, aclara uno de los fundamentos de la ideología kirchnerista. Merece ser tenido en cuenta porque fue publicado en Artepolítica, el blog que, al ser ideológicamente coherente e independiente de las consideraciones estratégicas del gobierno, tiene la virtud de expresar con transparencia y claridad cuáles son las creencias estructurales del ideario kirchnerista (en contraste con las cosas que se dicen día a día para agradar y ganar posiciones). El comentario, sobre la condena a Menem, dice lo siguiente:
Y pienso que es por esto: creo, cada día más, en que una democracia se
asienta basalmente en la soberanía popular expresada a través del voto
libre mucho más que en las instituciones que regulan su ejercicio. Entre
estas instituciones, por poner una, la Justicia. Y creo que lo que
realmente cuenta son las políticas públicas que un gobierno lleva
adelante, mucho más que si lo hace respetando o no las leyes vigentes.
Sí, estoy diciendo que el respeto por las leyes es, en términos
históricos y sociales, subalterno.
Más claro imposible: la soberanía popular, o sea el resultado electoral, es más legítimo que las leyes y (como consecuencia obvia) la justicia. Las implicancias de este razonamiento son enormes. En la medida en que el mismo refleje en efecto la forma de pensar del gobierno (hay suficientes indicios de que así es), la Argentina está atravesando en los hechos un cambio de régimen político, de una democracia republicana a una democracia plebiscitaria. Si esa transición avanza, la Argentina estará en vías de dejar de ser un Estado de derecho.
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