Todavía estoy esperando que alguien escriba algo medianamente riguroso sobre lo ocurrido en La Plata. Acá van unas puntas:
1) Los desastres naturales ocurren en todo el mundo y es imposible estar plenamente preparado para lo que pueda ocurrir. Antes de asignar responsabilidades hay que evaluar la magnitud de lo que ocurrió, sus causas, su previsibilidad e imprivisibilidad. Para eso, la opinión de los expertos es mucho más importante que la de políticos y periodistas.
2) Indignarse con el gobierno nacional es estéril. El gobierno nunca planteó la seguridad y la previsibilidad como un tema relevante en la agenda, y si algo quedó claro con la tragedia de Once es que las muertes por accidentes, aún cuando la responsabilidad estatal sea evidente, no traen costos políticos o electorales significativos. Lo importante desde un punto de vista práctico es entonces analizar por qué la sociedad argentina naturaliza y convive con este tipo de episodios. Eso de por sí explica que el gobierno adopte la misma actitud.
3) El mega-debate sobre Estado ausente vs. Estado presente, menos Estado vs. más Estado, es inútil. Mejor analizar en concreto: ¿qué debería hacer el Estado ante estas situaciones? ¿Qué nos dice esta situación en particular sobre el papel del Estado hoy en la Argnetina? Por ejemplo: ¿más Estado en Fútbol para Todos o en publicidad oficial, se justifica frente a la incapacidad de evitar muertes por accidentes?
4) Conectado a lo anterior, me pareció inteligente la propuesta de Morandini de desviar fondos de pauta oficial para ayudar a las víctimas del temporal. Es una forma concreta y políticamente productiva de abrir un debate sobre el rol del Estado, no desde grandes consignas sino desde medidas de gobierno.
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