Empiezo a leer esta nota de Jorge Battaglino, profesor de la Universidad Di Tella e investigador del CONICET, especialista en política exterior. A pesar de mi desconfianza respecto de la neutralidad de artículos publicados en un medio que funciona como mecanismo de propaganda gubernamental, acepto las credenciales del autor como un indicio de su autoridad en la materia sobre la que escribe: la política argentina respecto de Malvinas.
Empiezo a leer. El autor contradice mis preconceptos (no tengo más que eso, puesto que no soy especialista y no estoy informado sobre la materia) respecto de las gestiones que el kirchnerismo viene realizando respecto de Malvinas. Mi percepción es que esas gestiones no están demasiado bien encaminadas, mientras que Battaglino afirma todo lo contrario. Pienso, entonces, que mis preconceptos deben de estar errados, y continúo leyendo la explicación de Battaglino.
Luego de la afirmación inicial de que "quizás como nunca antes en la historia reciente la estrategia argentina hacia Malvinas ha rendido sus frutos", y de que "la Argentina ha desarrollado una eficaz política de regionalización de la cuestión Malvinas", el artículo no explica cuáles son los resultados concretos de esa estrategia. Por el contrario, se dedica a criticar la política exterior británica, a señalar sus inconsistencias, su cuestionable base de apoyo y las tensiones internas a las que da lugar, nada de lo cual parece ser atribuible a las gestiones argentinas. Por otro lado, se señalan el crecimiento económico de América Latina (al que se lo califica falsamente de "inmune" a la crisis europea) como un factor que favorece las gestiones argentinas, lo cual no es un mérito de dichas gestiones sino una modificación del poder relativo de las partes. Finalmente, se mencionan los beneficios de la "construcción de un pensamiento regional", al cual se lo define en términos sumamente generales, y no se explican sus efectos concretos sobre la cuestión de la soberanía. Entre todas los reproches a Gran Bretaña, nada se dice sobre la guerra de 1982 y sobre cómo los efectos de esa guerra pesan hoy en la política británica sobre Malvinas.
En definitiva, el artículo consiste en una lista de elogios a la Argentina y a América Latina, y en otra lista de reproches al Reino Unido, sin evidencias ni argumentos convincentes. Muchas credenciales, poca sustancia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario