jueves, 22 de marzo de 2012

Subsidios

El otro día hablaba con un amigo que investiga el tema de los subsidios. No quiero revelar identidades, pero créanme que sabe de lo que habla. Además, lo que me dijo no es demasiado sorprendente. Dos cosas principales:

1) Cada año, los subsidios son mayores. Lógica pura: los precios generales aumentan, pero los servicios y el transporte no. Ergo: el Estado pone más plata para mantener los precios bajos. Hay entonces una carrera entre la capacidad recaudadora del Estado y el incremento de los subsidios. Lo segundo va más rápido que lo primero, lo cual significa que en los próximos años pasa una de dos, o una combinación de ambas: a) se recortan los subsidios, como ha comenzado a hacerse tibiamente; b) se buscan nuevas fuentes de financiamiento.

2) El sistema de subsidios genera situaciones "perversas". Un claro ejemplo es el de los trenes: el Estado los financia pero no está a cargo de la gestión. Eso significa que quien los gestiona no tiene, más allá de su buena consciencia, ningún incentivo para mejorar el servicio. Desde el punto de vista económico, solo tiene incentivos para reducir costos. Lo "perverso" de esto es que el Estado es de hecho el responsable de mantener el servicio, pero formalmente el responsable es "la empresa". Las consecuencias están a la vista: cuando hay problemas, nadie asume la responsabilidad.

Es común en la historia argentina sostener el crecimiento acumulando distorsiones que, cuanto más se prolongan, más difícil se hace abandonarlas, tanto económica como políticamente. Lucas Llach llama a esto "populismo": crecer hoy a costa de problemas futuros. Los kirchneristas lo piensan de otro modo: los tiempos económicos deben ir de la mano de los tiempos políticos, y no subordinarse a los mismos. El problema es que "políticamente" siempre hay buenas razones para postergar los ajustes económicos, lo que hace que, a menudo, haya que hacer todo de golpe a último momento.

12 comentarios:

  1. 1) c)(?) La mayoría de los servicios subsidiado dependen de la energía, y esta depende del petroleo, si se logra controlar el petroleo, no aumentarían tanto los costos, no?.

    Los Kirchneristas, como buenos peronistas, pensamos que el hombre no debe estar a servicio de la economía, sino al revez, la economía al servicio del hombre

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  2. Si se lograse controlar el precio del petróleo, se podrían disminuir ciertos subsidios, especialmente el del transporte. Lástima que eso sea imposible.

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  3. Supongamos que el gobierno efectivamente lograse hacerse de la producción petrolera y fijara en U$$ 1 el precio del barril. Con los combustibles regalados, la demanda se incrementaría mucho más rápido que la capacidad de producción. Para incrementar la capacidad de producción, habría que hacer enormes inversiones (¡no es cosa de agarrar una pala y hacer un pozo!). Lógicamente, con un "precio político" del petróleo, esas inversiones no serían redituables e irían a pérdida. Ergo, para mantener el sistema, habría que redireccionar los recursos hacia la producción petrolera. Lo que nos ahorramos en subsidios al transporte, lo tenemos que mandar en subsidios a la producción de petróleo. Es decir, al final del cuento, seguimos en la misma situación de que la frazada es corta, y tenemos que elegir entre destaparnos los pies o la cabeza.
    Sería bueno que los "kirchneristas" agarren un manual de economía, que no muerden, y se convenzan que no es un mecanismo para embromar a la gente, sino una ciencia con ciertas reglas que no pueden abolirse por decreto. Porque con el mismo criterio, mañana abolimos la ley de gravedad para que la gente vaya volando al trabajo y no tenga que gastar en transporte.

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  4. Dieguistico, cuidado que la cosa es compleja, porque la elasticidad de la demanda no es infinita y menor precio no significa necesariamente un aumento proporcional de la misma. Tampoco es cierto que la elasticidad sea nula ni que la capacidad de extraer petróleo sea total, por lo que controlar el precio sería imposible. Salvo, tal vez, que el gobierno asigne cuotas de compra, determinando cuánto puede comprar cada uno. No suena tan imposible en este gobierno, y ahí habría que ver qué hacer con los libros de economía.

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  5. ¿Cuotas de compra? Si, sería la solución típica de este gobierno, pero eso nos llevaría a más colas en las estaciones de servicio. No tendrías problemas de precio, sino de escasez. Poder pagar el precio y que no te dejen comprar es todavía más frustrante que no poder pagar el precio. Respecto de la elasticidad de la demanda, puede no ser proporcional a las variaciones en los precios, pero que existe correlación entre precios y demanda existe, no es un invento neoliberal para embromar al pueblo. ¿O pensás que el boom de aires acondicionados hasta en las villas miseria no tiene nada que ver con que la electricidad está casi regalada? El problema de los subsidios y los descalabros que generan en materia de incentivos se termina ajustando como dicta la economía: por precio (aumentos) o por cantidad (escasez), que es lo que ya estamos viendo en materia de energía y transporte.

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  6. Si el punto es que los comportamientos económicos existen y no son un invento del neoliberalismo, estoy totalmente de acuerdo. También estoy de acuerdo en que mucha gente tiene visiones simplificadas de la economía (por ejemplo, toda regulación estatal es buena, toda liberalización es mala), que la llevan a apoyar medidas que en verdad no entienden. Lo que agregaría es que la relación entre regulaciones estatales y "leyes" del mercado es compleja; lo que hay que pensar es cómo articularlas, no cómo subordinar unas a las otras.

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  7. Lógicamente, comprendiendo el funcionamiento de ciertas reglas básicas de la economía, uno puede tomar decisiones en función de determinados criterios o valores políticos. Yo soy liberal, y no digo que todas las regulaciones estatales sean malas, pero parto desde una mirada desconfiada hacia la intervención estatal. Pero no puedo dejar de ignorar que abolir ciertas regulaciones genera determinados efectos, por ejemplo, que si abro de un día para el otro la importación, por lo menos en el corto plazo voy a tener problemas con los que trabajan en industrias que sustituyen importaciones. Sabiendo eso, cada uno evaluará si valora más, por dar un ejemplo simplificado, la ganancia de eficiencia o el mantenimiento del nivel de empleo. Del otro lado pasa lo mismo: uno puede decidir subsidiar una actividad, pero no puede ignorar que eso tiene un costo y distorsiona ciertos incentivos. Lo que me preocupa del gobierno no es que prefiera, por ejemplo, mantener el transporte subsidiado sabiendo que eso probablemente desestimule la inversión de los empresarios. Lo que preocupa es que ignoren esas causalidades, más aún las nieguen, y después encima pretendan corregirlas con más decisiones voluntaristas de las que desconocen sus consecuencias.

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  8. Es bastante difícil entender los criterios que utiliza el gobierno para determinar sus políticas. Creo que el voluntarismo es un factor importante; es decir, la idea de que con decisión política pueden superarse dificultades estructurales. No sé en qué medida hay ignorancia, porque digamos que la lógica de los subsidios es bastante de sentido común. Posiblemente este sea un factor más asentado en muchos seguidores y militantes, que prefieren ignorar ciertas cuestiones porque se compran recetas facilistas. Yo diría que el gobierno sigue un criterio de ir sobrellevando los problemas, manejándolos en términos del corto plazo y expectativas de correcciones futuras. Creo que más que desconocimiento, es una apuesta por una forma de manejar la economía. Seguramente me dirás que a la larga eso no funciona; si es así, estoy totalmente de acuerdo. No olvidemos, sin embargo, que es una constante en la historia argentina: acumular distorsiones todo lo posible, postergar al máximos las correcciones, hasta que finalmente hay que ajustar todo rápido y a las apuradas.

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  9. Estoy totalmente de acuerdo con que el cortoplacismo y el "lo atamo con alambre" son una constante en la historia económica argentina. Sucedió lo mismo con las políticas industrialistas de Perón, las medidas energéticas de Illia, la "tablita" de los militares, la convertibilidad de Menem, etc. También hay una cosa de generar una épica fundacional en torno de ciertas medidas coyunturales, que hace que después sea muy difícil abandonarlas. Eso es lo que pasó con la convertibilidad, que de herramienta transitoria pasó a convertirse en eje del supuesto modelo menemista, y lo mismo pasa ahora con las políticas expansivas y los subsidios. Guste o no guste, los dos últimos "modelos" de desarrollo económico medianamente consistentes fueron el de la Generación del '80 y el desarrollismo de Frondizi.
    Una acotación respecto de si hoy se actúa solamente por ignorancia, coincido en que es más probable que eso se de entre los militantes que entre los funcionarios. Sin embargo, hace unos años charlaba con un ex profesor de Guillermo Moreno en la UADE (no lo voy a escrachar, pero es un economista bastante conocido de FIEL) y decía que el tipo discutía en clase, absolutamente convencido, la validez de la ley de oferta y demanda.

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  10. ¡Gracias por la anécdota Diego! Muy divertida y tal vez indicativa de cómo piensa la economía este gobierno. Yo interpretaría esto: para Moreno, la ley de oferta y demanda asume comportamientos generalizados que pueden ser modificados a través de la voluntad política. Lástima que Moreno nunca dé a conocer su pensamiento y haya que andar especulando. Pero pensaría que el voluntarismo, como señalaste, es un principio central para él. O sea, la idea de que con voluntad política se pueden modificar la fórmulas de la economía.

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  11. Llego tarde al debate con lo cual sólo lo voy a tratar por arriba. Por favor hay que tener cuidado con lo que se dice. Yo no voy a negar que los factores económicos no influyen en las decisiones políticas porque sería necio. Pero la ciencia misma, y con ella la economía, la política y todo lo que se les ocurra, existen con el fin de facilitar la vida a la mayor cantidad de gente posible. Si hasta acá estamos de acuerdo, y no dudo que lo estemos, para analizar subsidios no sólo hay que tener en cuenta la variante económica, sino y según mi visión nada liberal, la social. Y sin defender los descalabros económicos que son los subsidios al consumo de todos, como es un descalabro el impuesto al consumo, que no se porque nadie se atreve a criticar, creo yo que es indispensable para mantener niveles de vida la continuidad de subsidios, si bien me parece que habría, como discursivamente se quiere hacer, recategorizarlos para ver quien los recibe. Y en todo caso ese subsidio financiarlo con mayores impuestos a quienes más tienen que son sin duda los que más consumen. Porque en este debate se habla mucho de cuestiones económicas sin duda fundamentales y a tener en cuenta pero también se dicen barbaridades como que es peor tener y no poder consumir que no tener y no poder, cosa que deja muchísimo que desear en cualquier analista y le quita toda legitimidad. Entonces por favor, para criticar no hacen falta sólo argumentos sino conciencia social y realidad no sólo coyuntural sino histórica. Estamos en un lugar donde intentamos analizar la sociedad, para mejorarla, por favor cuidemos las palabras para enriquecer el debate.

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  12. Estoy de acuerdo con vos anónimo.

    Yo cuando puedo planteo que un tema que se podria ir solucionando ya, en el corto plazo, es reestructurar el sistema impositivo que tenemos, que es muy regresivo. Pasa que no tengo manera de hacer que alguien de importancia lo escuche. Las criticas constructivas en el clima politico actual quedan ahogadas por el "maten a la yegua" por un lado y el 678ismo mamabolas por el otro. Esta todo tan polarizado que no hay lugar para opinar si no es en un extremo o el otro.
    Por eso este blog es una JOYA, es uno de los pocos espacios en la red donde todavia se puede criticar al gobierno sin que esto signifique querer que le vaya como la mierda (cosa que sería mala para todos).

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