Creo que la marcha del otro día fue un hecho positivo. Más allá de varias consignas injustas e incluso ofensivas, el tono en general fue pacífico y democrático. Nadie exigió renuncias ni cambios forzados. Hasta los kirchneristas sensatos reconocieron que es positivo para la democracia que la gente se manifieste y exprese su punto de vista. Por supuesto, siempre están los fanáticos que ven en cualquier cuestionamiento al gobierno una avanzada fascista, especialmente cuando proviene de gente de buena posición económica, pero creo que esa voz no prevaleció.
Desde el punto de vista analítico, concuerdo con quienes leen la movilización como una consecuencia de la crisis del sistema político. Ante la ausencia de alternativas electorales claras que canalicen la ideas e intereses de ciertos sectores sociales, los mismos creyeron que valía la pena tomar la iniciativa. Es un escenario potencialmente preocupante, que se debe en gran medida (pero no únicamente, como algunos creen) a la ausencia de figuras opositoras con capacidad de canalizar el descontento con el gobierno. Para una democracia, no es bueno que haya mucha gente que no se sienta representada, sea porque esa gente se impacientará y buscará formas de acción por fuera de las normas democráticos, o porque se resignará a la irrelevancia política dejando en consecuencia una sociedad y un sistema político menos vital.
muy bueno , como siempre un analisis o una reflexion por encima de la mediocridad que abunda. salud
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