Sigo con la seguidilla de comentarios sobre Cristina en Harvard.
Cuando esuché la respuesta de Cristina al pibe que preguntó sobre el "cepo cambiario", me dio pena por el pibe. Me dio pena por dos motivos. Uno, porque creo que se debe haber dado cuenta de que utilizar la expresión "cepo cambiario" fue un error que lo dejó mal parado. La misma pregunta con la expresión "control de cambios" hubiese sido mucho más efectiva. Pero lo que me más me quedé pensando es que el pibe se iba a quedar con miedo, porque Cristina se ofendió y lo agredió. Me imagino que para un pibe joven que está acostumbrado a los modales cordiales y rutinarios de la academia norteamericana, ese trato lo debe haber golpeado. Pero más que eso, y a esto voy, el pibe debe haber pensado: "¿y ahora qué pasa si voy a Argentina?".
La Argentina se está moviendo en una dirección respecto de la libertad de expresión que no es la del liberalismo clásico. En Estados Unidos, "libertad de expresión" significa que uno puede decir lo que se le antoje sin que el gobierno pueda penalizarlo con ningún mecanismo. En Argentina, "libertad de expresión" empieza a ser entendida como la libertad para que uno diga lo que se le antoje, siempre y cuando esté dispuesto a hacerse responsable por lo que dijo y afrontar las consecuencias; que pueden incluir un escrache presidencial por cadena nacional, una serie de ataques por parte de la prensa para-oficial, o incluso un seguimiento cercano por parte de los organismos oficiales. La "libertad de expresión" implicaría entonces que uno puede decir lo que se le antoje siempre y cuando tenga todo en regla y esté dispuesto a sobrellevar ataques a gran escala en el espacio público.
Pensaba entonces que si yo estuviese en el lugar de este pibe, me aseguraría de tener todo en orden cuando voy a Argentina; más que el ciudadano medio. Estaría preocupado si voy a entrar algún bien importado sin pagar impuestos, o comprar dólares en el mercado negro. Porque quién sabe si no va a haber alguna instrucción de seguirme de cerca para asegurarse de que cumplo con la ley y estoy por lo tanto a la altura de lo que digo.
Como siempre, interesante lo que compartis. Yo, ahora que pasó un poco el tiempo, me preocupo más por la maniobra. No digo que esas preguntas no puedan representar un interés genuino de los estudiantes, pero las categorías que usaron, y la forma en que les costó expresarlas, me terminó por confirmar que, aquellos que pagan su estadía en Harvard, (el caso del ex-funcionario estudiante que tiene una beca del banco ciudad) exigieron a esos pibes preuntar de acuerdo a sus intereses. Esto no tiene que ver con la libertad de expresion? digo, porque uno de los estudiantes dijo no querer preguntar lo que "quieren que pregunte". en todo caso, obviamente que un Estado tiene mas responsabilidad, pero después de darle vuelta al asunto, creo que esos estudiantes no tuvieron la libertad de preguntar lo que hubiesen querido..
ResponderEliminarPablo