martes, 6 de septiembre de 2011

Fundamentalistas kirchneristas, hoy en día minoritarios (por suerte)

El kirchnerismo es muchas cosas. Una de las cosas que forman parte del kirchnerismo es el sector de la llamada "batalla cultural". Es el kirchnerismo de la clase media progre, de los intelectuales y universitarios. Es el kirchnerismo que me vuelve a mí más anti-kirchnerista. Creo, por suerte, que es una parte del kirchnerismo que se ha vuelto minoritaria; casi accesoria. Hoy el kirchnerismo como tal tiene mucho menos que ver con una batalla cultural que con una sensación generalizada de bienestar. Ese cambio hace que yo sea menos anti-kirchnerista. Porque cuando veo informes de 678 o escucho hablar a los intelectuales de Carta Abierta, pienso que el kirchnerismo es una nube de fantasías auto-complacientes. Este informe sobre Tato Bores, por ejemplo, es deprimente. No porque piense que Tato Bores, de quien sé poco, sea una figura intocable. Sino porque si vamos a hablar de complicidades civiles con la dictadura, deberíamos hacerlo con el cuidado y respeto que merece la dignidad de las personas. Auto-congratularse por el debate que uno inicia sobre otra persona en base a supuestos y apreciaciones genéricas, se parece más a una casa de brujas que a un intento de pensar el pasado. Felicitarse por sugerir al pasar que otra persona puede haber sido cómplice de hechos aberrantes es poco ético. Porque, entiendo, el principio de que uno es inocente hasta que se demuestre lo contrario no aplica solo legalmente, sino que es un bien social. Espero, entonces, que este sector fundamentalista del kirchnerismo siga en proceso de ser cada vez más minoritario y carente de influencia.

8 comentarios:

  1. Como kirchnerista y progre de clase media, concuerdo con todo lo expresado en el post.

    La verdad me parecio desafortunado el informe sobre el Tato en 678 (aunque eso lo podría decir del programa en general) de hecho no pude llegar a terminar de verlo por esa razón.

    Ojo que la batalla cultural es algo mucho más amplio que eso, no nos confundamos. Tiene más que ver con reivindicar conceptos que se perdieron de la dictadura para acá (la apreciación de lo nacional, la importancia de la industria, romper el mito de que el mercado lo resuelve todo, que todo lo público es una mierda) aunque el kirchnerismo pase ojala estos conceptos queden.

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  2. No vi el informe y veo muy poco a 678 y televisión en general. Eso me impide opinar. Pero sí quiero coincidir con el comentario de PPP y decir que la cuestión "batalla cultural" es amplia y reducirla es comprenderla poco. Porque el pensamiento liberal, en nuestro país, impuso sus valores a través de batallas culturales y, cuando hizo falta (casi siempre) por batallas menos culturales y más sangrientas.

    Coincido, Jopa, con que lo primordial es ese bienestar que mencionás. Lo dije un par de veces en mi blog: es la gestión la que permite luego pelear por lo cultural. Pero fijate que importante para esa gestión que luego una mayoría esté de acuerdo con el intervencionismo estatal, relegando a un papel secundario la "mano invisible" del mercado.

    Saludos.

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  3. Ricardo, coincido plenamente (¡qué inusual!) con la idea de que es con la buena gestión como se da la batalla cultural. Coincido también con PPP en que el tema de la batalla cultural es más amplio que 678 y Carta Abierta; digamos que mi caracterización fue un poco genérica, para referirme a los sectores que reivindican ese término. La forma en la que estos sectores entienden la batalla cultural se parece mucho a los peores fenómenos de intolerancia política. Pero sí: la batalla cultural que vale la pena dar tiene más que ver con mejores formas de gestionar, con mostrar que no hay una única manera de hacer las cosas bien.

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  4. Es que usted me lee poco, Jopa. Je.
    Igual, lamento no coincidir con la parte final de tu comentario: no creo que la batalla cultural sea sobre mejores formas de gestionar, sino que tiene que ver con el rol del Estado, la repartija de la torta, cómo se resuelvan las pujas y tensiones y, fundamentalmente, si se privilegia el "sálvese quien pueda" o la solidaridad.

    Saludos.

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  5. Tenés razón Ricardo, tengo que darme una vuelta más seguido por tu blog (y dejarla sentada); no vaya a ser que me esté perdiendo otras coincidencias.

    Posiblemente la brevedad me lleva a simplificar un poco los términos. Más que equiparar batalla cultural con mejor gestión, querría decir lo siguiente: la batalla cultural no puede pensarse de manera independiente a la gestión de los problemas y preocupaciones específicos de la ciudadanía. ¿Voy mejorando?

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  6. "querría decir lo siguiente: la batalla cultural no puede pensarse de manera independiente a la gestión de los problemas y preocupaciones específicos de la ciudadanía. ¿Voy mejorando?"

    Ahi 'ta.
    Igual ya sabía lo que quisiste decir en el post. Es con ciertos sectores que dicen reivindicar la batalla cultural y en realidad son más fundamentalistas que el común de la gente.

    Yo creo que del 50,24% que votó a Cristina, la mayoría lo hizo porque notó una buena gestión (llamese estar mejor que antes, aunque todavía falta mucho) y no porque se haya convencido con el discurso de 678 (que en mi opinión a veces es tan sesgado que solo convence a los ya convencidos).
    En base a esa experiencia positiva de la realidad estas personas tal vez empezaron a creer en "el modelo" y en que es cierto que con politicas progresistas se vive mejor que con neoliberalismo salvaje. Es una teoria mia.

    Lo que quiero decir es que por causa de la buena gestión se puede dar la batalla cultural, y no a la inversa.

    El argumento contrario sostienen ciertos medios opositores que afirman que "Está todo como la mierda, y los que votan a los K es porque tienen los ojos vendados con cegüeras ideologicas y/o son arriados con chori, coca y futbol gratis mientras el país se hunde".

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  7. Estoy de acuerdo, Pibe Progre. Le reconozco al gobierno un cambio positivo en ese sentido, porque supo alejarse del discurso encarnecido de los militantes fundamentalistas y acercarse a un discurso más próximo a las experiencias concretas de la ciudadanía. De todos modos, el discurso fundamentalista sigue teniendo lugar y es apoyado por el gobierno, aunque Cristina haya elegido inteligentemente distanciarse del mismo. Los programas de Gvirtz siguen siendo bancados con plata del Estado, y los funcionarios del gobierno asisten frecuentemente a 678. Entonces, aunque pueda entender que el kirchnerismo no es solo el sector más intolerante y fundamentalista, tampoco me creo que se trate de una minoría aislada o intrascendente. Digo, también hay que hacerse cargo de las campañas de descalificaciones financiadas por el gobierno, que no dejan de existir porque Cristina elija no formar parte de ellas personalmente.

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  8. Tal cual.

    P.D: El primer post es mío, solo que con otro nombre.

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