martes, 19 de julio de 2011

El ADN y la causa

Dos cosas:

1) No creo en la victimización de los hijos de Ernestina Herrera de Noble. Su nacimiento y adopción nunca fue una cuestión meramente personal, ya que se trata también de esclarecer el paradero de los niños nacidos en cautiverio. Si hay motivos para pensar que ellos pueden serlo, corresponde verificarlo. Que la causa haya cobrado gran difusión pública por ser hijos de la propietaria del principal grupo multimediático del país, en medio de una confrontación con el gobierno, no quita que la cuestión deba ser resuelta. Que una persona en la posición social de Herrera de Noble no contribuyese a que ello ocurra de la forma más rápida posible es cuestionable y sospechoso. Si sus hijos son víctimas, ella es en gran medida la victimaria. Más aún, es preocupante que la propietaria del principal grupo multimediático del país sea una persona que demuestra tan poco interés en esclarecer la verdad.

2) Abuelas ha cometido un error hacia su causa que les está costando gran parte de su credibilidad. Ellas han decidido vincularse políticamente al gobierno nacional, respaldando sus políticas en general, y no solo aquéllas vinculadas específicamente a su causa. De ese modo, Abuelas decidió dejar de ser una organización dedicada específicamente a los derechos humanos, para pasar a ser, hasta cierto punto, una organización política en términos más amplios. De ese modo, su causa quedó ligada a cuestiones que no están necesariamente vinculadas con ella. Por eso, hoy en día a Abuelas se le hace muy defícil desvincular la cuestión del origen de los hijos de Herrera de Noble de la confrontación entre Clarín y el gobierno, la cual se basa fundamentalmente en otras discusiones.

lunes, 18 de julio de 2011

Opiniones progres simpáticas

El otro día escuchaba hablar a Cristina sobre la inmigración. Sus palabras eran amenas al progresismo: los inmigrantes contribuyen al desarrollo del país, no quitan el trabajo porque hacen cosas que los argentinos no quieren hacer, y otras afirmaciones que no recuerdo. Son afirmaciones que, aunque imposibles de verificar, son simpáticas. Son, al menos, mucho más simpáticas para un progre como yo que las de Macri, igualmente inverificables, respecto de que hay una inmigración descontrolada. Sin ser los dichos de uno necesariamente más verdaderos que los del otro, los efectos inmediatos de hablar bien de los inmigrantes son más cercanos a mis preferencias ideológicas que los de criticarlos. En ese sentido, me gusta que la Presidenta elija ese camino, es decir, que busque generar aceptación hacia los inmigrantes, frente a la política oportunista siempre atenta a los prejuicios discriminatorios.

A pesar de ello, creo que cuando las afirmaciones ideológicas no buscan una cierta adecuación con los hechos de la realidad, se corre el peligro (casi inevitable) de que caigan en el vacío. Quiero decir: está bien que la Presidenta busque generar aceptación hacia los inmigrantes, pero lo cierto es que sus palabras no se sustentan en ningún análisis de la realidad, en ningún dato. La Presidenta parece hablar desde su sensibilidad, lo cual genera muchas veces identificación por parte de quien la compartimos; en este caso, una sensibilidad por una sociedad abierta y no discriminatoria. Pero tratándose de una Jefa de Estado, es de esperar que esa sensibilidad esté acompañada por un análisis concreto de la situación de la inmigración en la Argentina. Porque las opiniones generales, no importa cuán amigables sean en un contexto determinado, están siempre sujetas a climas de opinión inestables. Hoy se dice que los inmigrantes contribuyen al desarrollo del país, mañana se dice que contribuyen a su estancamiento; lo cierto es que, más allá de lo amigable o antipático de ambas consignas, ninguna tiene más sustento que la otra.

Entonces, está bien la ideología progre, la comparto, y es mejor en muchos sentidos que la ideología no progre. Hace falta más: pensar los temas con mayor profundidad y neutralidad (no "objetividad absoluta", que es otra cosa), analizar la situación, darle un cierto sustento fáctico a las ideas. Es la única forma en la que dichas ideas pueden pasar de ser opiniones coyunturales a verdades compartidas.

domingo, 17 de julio de 2011

Elogio a la consistencia

Muy buen artículo de Victoria Donda. Muchos intelectuales y periodistas podrían aprender a expresar sus ideas con consistencia y síntesis. Me parece una manera de respetar al lector y a las propias ideas. Yo, cuando leo artículos de opinión, no quiero que quien escribe me pasee por sucesiones de recursos retóricos, ideas secundarias, construcciones estéticas, interpelaciones emocionales, y demás. Quiero que me expliquen ideas con la mayor claridad y síntesis posible, lo cual me da más tiempo a leer otras cosas.

(Aclaro por las dudas: no es que el estilo telegráfico del artículo de Donda sea un modelo que todos deberían seguir. Pero es un buen contraejemplo para el estilo excesivamente indirecto y adornado de mucho de lo que se escribe).

miércoles, 13 de julio de 2011

You make me sick

Lo digo así, cortamente: hay que tener pocas luces para pensar que la columna de Fito Páez aporta algo al debate político, como están sosteniendo algunos. No sé si vale la pena aclarar por qué. Puedo entender que la gente que no piensa mucho sobre la política y que está medio resentida, se sienta feliz de que alguien haga clamar su bronca. Es como una puteada: sirve para descargar. Convertir esa descarga en un aporte constructivo al debate político es tonto, es no saber diferenciar la puteada de la reflexión.

Así que acá va mi aporte: ¡me dan asco!

martes, 12 de julio de 2011

Los dos kirchnerismos y su reacción

Hace rato que vengo notando dos kirchnerismos: uno delirante y otro pragmático. El primero es el de los "intelectuales" y los artistas, gente que de política concreta entiende entre poco y ni un pomo, y solo habla de las ideas, de la batalla cultural, del lenguaje político, y cosas así. Este kirchnerismo es intolerante y piensa que solo las personas egoístas pueden pensar diferente a ellos. Entonces reaccionan a la victoria de Macri como Fito Paez u Horacio González: con despecho, despotricando, despreciando, imaginando que el voto refleja una cierta condición moral.

El kirchnerismo pragmático se interesa por la política concreta. Sabe que la política está atravesada por muchas dimensiones, que la moral es solo una de ellas, y ni siquiera la más importante. Son estrategas y así interpretan la victoria de Macri: analizando los distintos tipos de votantes, los errores propios, las posibles estrategias para el futuro, y demás. Saben que la política es así y regulan su mala sangre.

No es que suela estar de acuerdo con los kirchneristas pragmáticos, pero cuánto más cuerdos son que los delirantes.

lunes, 11 de julio de 2011

Por qué ganó...

Se me ocurren estos tipos de votantes de Macri:

-El de clase media o media baja que dice "el gobierno se ocupa de los más pobres, pero para mis problemas concretos no ofrece nada" (como lo describe bien Eva Row).
-El de clase media alta al que no le gusta el discurso populista del kirchnerismo y se identifica con la estética y las prioridades ideológicas de Macri.
-El que no es muy ideologizado y tiene la percepción de que las cosas en general están bien, y por eso vota oficialismo, sea Macri o Cristina.

El kirchnerismo como tal tiene poco para ofrecerle a la ciudad (no solo a Buenos Aires, sino a otras). Su estética, sus consignas y su espíritu triunfalista no son para los votantes porteños más que una percepción genérica de que las cosas andan bien. Eso alcanza para votar a Cristina, pero no para identificarse con su fuerza política. Ahí hay una fuerte equivocación por parte del kirchnerismo, que cree estar transformando la mentalidad de los argentinos, recuperando valores perdidos, reflotando las convicciones políticas, y demás. Y no: con que las cosas en general anden bien, alcanza.

Macri ofrece una estética que seduce al electorado porteño. Su gestión tiene pocos méritos, pero también, a los ojos del votante medio, pocos déficits. La ciudad no ha mejorado mucho, pero se han arreglado algunas esquinas y algunos parques. Además Macri pudo achacar lo que está mal al gobierno nacional, que es el principal encargado de la seguridad. Pero principalmente, Macri y sus allegados son gente bien, que habla correctamente, baila. Es una estética que seduce, en un clima general de consumo y optimismo que da margen a la "buena onda" macrista, así como a la kirchnerista.

Creo que la superposición del voto a Macri y a Cristina es la principal novedad de esta elección.

domingo, 10 de julio de 2011

A votar

Es lamentable que la principal alternativa al kirchnerismo en la ciudad de Buenos Aires sea Macri. La gestión de Macri es deprimente. En primer lugar, porque no ha estado a la altura de su propia propuesta de encarar los problemas de la ciudad desde un punto de vista técnico. Se esté de acuerdo o no con esta propuesta, lo cierto es que el gobierno de Macri ha sido extremadamente ineficiente en solucionar los diversos problemas de la Ciudad, no solo en lo que respecta a las demandas típicamente progresistas como salud y educación, sino también en lo que respecta al tránsito y la seguridad, e incluso al Teatro Colón. Lo mismo ocurrió con su propuesta de reformar la administración pública porteña y de mejorar la eficiencia del trabajo de los empleados públicos. Políticamente, Macri se mostró más inclinado a dejar los principales cargos de gobierno en manos de conservadores retrógrados que en profesionales con probada experiencia en las diversas áreas. En resumen, lo que se proponía como una respuesta eficiente y profesionalizada a las mediocres gestiones progresistas, terminó siendo una gestión mediocre con un signo ideológico diferente. Podría decirse: un populismo de derecha para hacer frente a un populismo de izquierda.

Filmus, por su parte, encarna una suerte de pacto implícito: ustedes vótennos (al kirchnerismo), y nosotros los beneficiaremos con los abundantes recursos nacionales. Ya se vio lo que pasó la elección anterior: Filmus proponía la transferencia de la policía con sus respectivos recursos, perdió la elección, y esa propuesta quedó desdicha en los hechos.