domingo, 28 de agosto de 2011

Cómo criticar al gobierno

Hace rato que los economistas opositores al gobierno vienen sosteniendo que su estrategia económica se está agotando. Desconfío de estos análisis por dos motivos. Uno, porque se vienen equivocando desde hace mucho tiempo. Dos, porque parecen ignorar la capacidad y voluntad del gobierno para sostener ciertas variables económicas a través de intervenciones heterodoxas y en gran medida imprevisibles. Esto último es esencial y es la marca de "peronismo económico" de este gobierno: el gobierno no sigue ninguna línea concreta para lograr objetivos macroeconómicos (superhábit externo, superhábit fiscal, inflación dentro de ciertos límites, desempleo, y demás), lo cual hace difícil prever el rumbo de la economía. Cuando algo parece ir mal, el gobierno interviene con medidas focalizadas para contener o revertir la situación. Para bien o para mal, esta estrategia económica viene dando resultados desde hace mucho años, más de lo que muchos pronosticadores económicos creían posible.

Entonces, tal vez sea mejor dejar de asumir que la economía se viene abajo en cualquier momento y considerar la alternativa de que esto no suceda. Digamos que los precios de la soja (esto sí: condición indispensable para el sostenimiento de la coyuntura económica) se mantienen. Digamos que el gobierno sigue conteniendo o solucionando los problemas económicos que surjan mediante medidas heterodoxas. Digamos que, siendo así, el escenario político se mantiene: sin grandes cambios en la estructura social, el electorado sigue percibiendo que la situación es mejor que la que podría llegar a ofrecer cualquier otro gobierno. Si este escenario efectivamente se produce, entonces quienes son críticos del gobierno (como yo) tendrán que modificar el foco de las críticas.

Mi sospecha es que es necesario modificar una ecuación muy arraigada en el imaginario político, que establece: buen gobierno = éxito económico; mal gobierno = malos resultados económicos. Un breve repaso histórico serviría no solo para dejar en claro que este razonamiento es errado, sino que muchas veces es contraproducente: frecuentemente los peores gobiernos se asientan en coyunturas económicas favorables, y otras veces los mejores gobiernos no sobreviven coyunturas negativas. En la actual coyuntura argentina habría que preguntarse dos cosas: una, en qué medida es mérito del gobierno la buena situación económica; dos, cuán eficaz es el gobierno en traducir esta situación en reformas estructurales que mejoren la calidad de vida de los ciudadanos.

Mi percepción es que los principales déficits del gobierno están en estos puntos. No es tanto una cuestión de que el gobierno no esté haciendo lo suficiente para que la situación económica se sostenga (aunque no descarto esta posibilidad), sino que, por un lado, la situación económica no es el producto de las políticas del gobierno y, por el otro, esta situación no se ha traducido en reformas significativas de la estructura social. Esto, por supuesto, amerita largos debates. Mi argumento es esos son los debates que quienes criticamos al gobierno deberíamos dar.

lunes, 15 de agosto de 2011

Análisis del resultado electoral

Como en cualquier elección, analizar un resultado lleva tiempo. En este caso, sin embargo, sin entrar en cuestiones más profundas, queda claro que la amplia victoria de Cristina refleja un clima político general que, salvo eventos imprevistos, dará lugar a un triunfo sin segunda vuelta en octubre. Este clima político responde a dos variables relativamente sencillas: una, el crecimiento económico que va de la mano de una sostenida capacidad de consumo; otra, la ausencia de una alternativa política de envergadura. Es difícil imaginar a muchos votantes que, en la actual coyuntura, deseen que Duhalde o Alfonsín (nombres que, con lo bueno y con lo malo, traen recuerdos de un pasado que casi todos prefieren dejar atrás) reemplacen a Cristina en el gobierno. Binner y Rodríguez Saa son figuras menos conocidas.

Lo que ha pasado no es políticamente sorprendente, y si en algún momento pareció que la situación podía ser otra fue por las duras derrotas políticas que golpearon al gobierno hace algunos años. Pero, por un lado, nadie supo capitalizar esas derrotas y, por el otro, el gobierno aprendió de ellas y supo enderezar el rumbo. Hoy el gobierno, si bien mantiene su espíritu confrontativo, se dirige al electorado en términos más conciliadores e inclusivos. A su vez, evita situaciones de tensión que generen malestar social. Eso contribuye a que la capacidad de consumo se traduzca en un clima de bienestar general. Los errores del pasado, como lo demuestran los votos del campo, han quedado perdonados u olvidados.

Este discurso es a la vez una fortaleza y una debilidad. Es sin duda una fortaleza para las perspectivas electorales del gobierno, pero es una debilidad ideológica. El "triunfo del amor" puede entusiasmar a muchos y caer simpático a la mayoría, pero revela una carencia ideológica. Sin duda muchos partidarios del gobierno interpretarán la elección como el triunfo de un "proyecto", pero lo cierto es que el kirchnerismo carece de un armado ideológico que lo convierta en algo más que una serie de ideas genéricas. El "triunfo del amor" es el triunfo de un momento de alegría y optimismo, el mismo momento que permitió el triunfo de Macri en la Ciudad de Buenos Aires y de Scioli en la provincia. Ideológicamente, el kirchnerismo es débil y, por lo tanto, tiene pocos elementos para perdurar más allá del clima político coyuntural.

Entre la oposición, los que mejor han quedado posicionados son Macri y Binner. Macri sin duda acertó políticamente al retirarse de la contienda presidencial y permanecer en la ciudad, a la espera de una coyuntura nacional más favorable. Binner no quedó lejos del segundo lugar, pero con una diferencia respecto de Duhalde y Alfonsín: su candidatura no priorizó el triunfo electoral inmediato, sino la construcción de un espacio político sustentable. De poder mantener esta línea, su figura puede crecer con esta elección y posicionarse hacia el futuro, lo que parece ser el único beneficio que un opositor puede obtener en estas elecciones. Otro gran ganador es Scioli, que también acertó en mantenerse dentro del espacio de Cristina sin arriesgar su propia figura. Si, al igual que Macri, está esperando una mejor coyuntura para su lanzamiento nacional o, sencillamente, está cómodo donde está, se sabrá en el futuro.

La masiva adeción electoral a Cristina, si se confirma en octubre, convierte a su gobierno en en uno de los más poderosos desde 1983. Con "poderoso" quiero decir que es el gobierno que cuenta con mayor margen de maniobra para actuar políticamente, disponiendo masivamente de dos recursos esenciales: apoyo electoral y fondos públicos. ¿Qué está haciendo y qué hará el gobierno con este poder? Es un tema al que me refiero a menudo en otros comentarios, y que no está directamente relacionado con la coyuntura electoral.

Es necesario, sin embargo, tener en cuenta un importante matiz: según la Constitución, Cristina no puede aspirar a otro mandato. Esto implica de por sí una debilidad para su siguiente mandato, ya que abre un horizonte en el que no ella, sino algún otro, será presidente. Pero el escenario es complejo, puesto que si el clima político-electoral se mantiene, muy probablemente Cristina buscará una reforma constitucional que el permita mantenerse en el gobierno.

viernes, 12 de agosto de 2011

Apoyo a Binner

Este blog apoya la candidatura presidencial de Hermes Binner.

-Binner es un político vinculado a la buena gestión. A diferencia del Néstor, Cristina y sus principales seguidores, es poco adepto a las grandes consignas. Sus discursos presentan un progresismo más concreto, vinculados a planes específicos.

-Su carrera política, así como la de su espacio, demuestra perseverancia, coherencia y vocación de trabajo. Sus éxitos electorales tienen poco que ver con estrategias de aparatos político. Sus estrategia electoral rechazó los cálculos a corto plazo por una construcción a mediano plazo. Sus seguidores tienen una trayectoria más coherente y menos oportunista que la que caracteriza a los partidos mayoritarios.

-Su espacio político demuestra pluralidad y consistencia. Bonfatti le adjudicó el triunfo en Santa Fe, y Binner mismo no abandonó a Luiz Juéz tras su derrota en Córdoba. Binner viene demostrando capacidad de liderar un espacio plural sin basarlo en la subordinación.

Ver el artículo de Beatriz Sarlo sobre el tema.

martes, 9 de agosto de 2011

Ni Zaffaroni ni Hebe son santos

Un santo es, según la definición de Kant, aquél que actúa motivado exclusivamente por hacer el bien. Los seres humanos, aclara Kant, nunca actúan exclusivamente motivados por hacer el bien. O sea que los seres humanos no son ni pueden ser santos. O sea que, siguiendo a Kant, no importa cuánto bien haya hecho un ser humano, podemos asumir que: 1) no lo hizo únicamente motivado por hacer el bien; 2) no necesariamente hará el bien en el futuro. De nuevo: solo los santos actúan motivados exclusivamente por hacer el bien, y actúan siempre bajo el mismo principio.

Salvo que creamos que hay seres humanos que son santos, no cabe justificar las acciones de una persona apelando a otras de sus acciones. De ningún ser humano puede decirse: "como en una ocasión realizó esta acción (o acciones) que es indudablemente buena, se asume que no hay mala intención en esta otra acción". Tanto desde el punto de vista lógico como desde la observación empírica, este argumento es insostenible y potencialmente perverso, pues abre el camino a justificar cualquier cosa. Para ponerlo de una forma bien coloquial: el o la que se manda una cagada, tiene que responder por ella, sea quien sea, haya hecho lo que haya hecho. Salvo, claro, que sea un santo o una santa.

domingo, 7 de agosto de 2011

Una nueva víctima de la campaña mediática

Como viene pasando pasando con numerosos hechos políticos en los últimos años, pareciese que cada intervensión pública tuviese que posicionarse según la dicotomía "gobierno vs. grandes medios de comunicación". Lo mismo, como bien señala Gargarella, ocurre con el episodio de Zaffaroni. Estoy de acuerdo en que, en términos generales, se percibe un manejo político de la información, aunque con diversas magnitudes entre los diferentes medios. Claramente no es lo mismo el amarillista Perfil que La Nación. En ese sentido, me parece bien criticar cómo los principales medios tratan la noticia. Pero de ahí a ignorar el contenido de la misma, como si todo el problema pasase por el uso político que se hace de la noticia, es pasar al otro extremo; siguiendo con la lógica de que a un mal hay que contraponerle otro mal.

Que en varios departamentos puestos en alquiler por Zaffaroni funcionasen prostíbulos y negocios afines no lo desacredita como juez de la Corte Suprema. No hay motivos para pensar que él estaba al tanto de lo que sucedía, ni que tuviera relación directa con dichas actividades. La explicación de que los alquileres estaban en manos de una inmobiliaria, que es la que trataba con los inquilinos, es creíble.

Esto no significa, sin embargo, que el episodio sea en sí mismo insignificante. Cuando una persona ocupa un cargo de gran responsabilidad institucional, es esperable que esa persona sea particularmente cuidadosa con sus actividades y su entorno. Esto es así porque no solo esta en juego su vida privada, sino también su figura pública. Que en varios departamentos propiedad de un juez de la Suprema Corte funcionen prostíbulos no es solo un problema para Zaffaroni, sino para la propia imagen de la Suprema Corte. Aunque el episodio no sea tan grave como para ameritar una renuncia, sí es un episodio público que corresponde que sea aclarado. Por eso, no alcanza con enumerar los méritos académicos y judiciales de Zaffaroni, como si ellos por sí mismos despejasen toda crítica. En el mejor de los casos, Zaffaroni fue descuidado con sus negocios, y eso por sí mismo merece una cierta atención. Que en muchos casos los medios realicen un manejo político de la información no implica que la información en sí misma sea producto de una mala intención. La acusación respecto de la existencia de "una campaña mediática" parece ya un mecanismo genérico mediante el cual los partidarios del gobierno buscan sacarse cualquier problema de encima (Recordemos: ¿Schoklender se robó millones de pesos destinados a obras sociales? Campaña mediática contra Hebe).

En conclusión, es un error posicionarse ante el episodio de Zaffarani en términos "Zaffaroni vs. grandes medios". Se puede criticar el manejo que los grandes medios realizan de la información sin por ello dejar de lado la relevancia del hecho.

martes, 2 de agosto de 2011

New York Times

En medio de uno de los momentos más recalentados e inciertos de la política norteamericana, el diario de The New York Times publica en la primera plana la imagen de un niño desnutrido somalí (ver nota acá), en referencia a una nota sobre la catástrofe humanitaria en el continente africano. Desde mi punto de vista, un ejemplo de responsabilidad, calidad e innovación periodística. ¿No era que en Estados Unidos los medios de comunicación responden en cadena a los intereses de las grandes corporaciones? ¿No era que los medios privados administran la información que publican en base a los intereses corporativos a los que responden? Muchos de los que adoptaron la causa contra los "medios hegemónicos" podrían salir un poco de los dos principales diarios de la Argentina. Por ahí encuentren ejemplos casos que escapen a la dicotomía "medios que responden a intereses empresarios vs. medios que defienden los intereses del pueblo".