lunes, 28 de noviembre de 2011

Discusiones imaginarias

Casi todos los comentarios en diarios y en blogs, tanto a favor como en contra del gobierno, mantienen una misma estructura: simular discutir. Esta estructura consiste en lo siguiente: se discute con una postura imaginaria que quien escribe le atribuye a un oponente genéricamente definido (por lo general "el gobierno" o "los medios hegemónicos"), sin que se entienda bien quién, cuándo y dónde presentó dicha postura. Por ejemplo, un periodista crítico del gobierno puede decir "los intelectuales afines al gobierno piensan que el periodismo debe subordinarse a los intereses del gobierno", sin presentar una sola cita; un periodista afín al gobierno, puede decir "los medios hegemónicos insisten en presentar toda medida que no sea el ajuste como la antesala de la hecatombe", sin dar un solo ejemplo al respecto. Imagino que en la mayoría de los casos esto se debe a la pereza intelectual: se discute con construcciones imaginarias porque las mismas se pueden simplificar y, por lo tanto, refutar con más facilidad. Y como no se menciona a nadie concreto que sostenga la postura mencionada, se evita la posibilidad de que alguien diga "yo no dije eso". Como resultado, cada uno puede construir su debate imaginario y participar del mismo sin correr el riesgo de hacerse responsable de nada.

sábado, 26 de noviembre de 2011

Subsidios

Después de casi diez años de crecimiento casi constante, se abre una nueva etapa económica (y por lo tanto política) en la que hace falta ajustar. Hasta ahora, la cuestión era siempre qué parte del crecimiento se iba a llevar cada uno. El gobierno supo manejar bien esa cuestión: permitió que quienes más tienen, y por lo tanto tienen más capacidad de presionar económica y políticamente, se llevasen la mayor parte de los beneficios. A la vez, desarrolló una política asistencial que alivió a los que menos tienen, que además de ser los que más fácilmente se conforman, son los que menos capacidad tienen para defender políticamente sus intereses. Como resultado, casi todos los sectores sociales en estos últimos años tuvieron razones para sentirse satisfechos con su situación.

Por primera vez, parecería que ya no es posible que todos sigan mejorando linealmente su situación. Cuál será la magnitud del ajuste dependerá de cuánto haya que recortar el gasto público. Lo interesante por ahora es cómo el gobierno ha encarado la primera etapa. Primero que nada, hay que decir que las críticas del tipo "recién ahora se dan cuenta de que el Estado estaba subsidiando a los millonarios", si bien legítimas, no son demasiado relevantes políticamente. Dichos subsidios seguían una lógica política, tendiente a evitar los problemas administrativos y hasta legales que pueden surgir de recortes selectivos de subsidios (como los que están teniendo lugar ahora), y a no fastidiar a la siempre demandante y orgullosa clase media porteña. Más allá de eso, criticar lo que se hace porque no se lo hizo antes es poco conducente.

Es interesante, entonces, la modalidad. Primero se cortan los subsidios a barrios donde no debe vivir casi nadie que los necesite (el "casi" es importante, porque cada perjudicado injustamente tiene derecho a protestar). A continuación se "llama a la solidaridad" a la ciudadanía: el que no necesita subsidios, que renuncie voluntariamente. El gesto es claramente un primer paso simbólico, valioso como convocatoria a la toma de conciencia; económicamente es inconsecuente. Es también un gesto legitimatorio, porque el gobierno se muestra como queriendo evitar perjudicar a los que menos tienen, y la tira la pelota a la ciudadanía para que se haga responsable. La pregunta es: ¿cuál es el siguiente paso?

Creo que, inevitablemente, se tendrá que terminar en el sistema de "el que necesite un subsidio, que lo pida". Este sistema, que ya existe en otro países (por ejemplo, en Estados Unidos), puede generar bastantes complicaciones, es especial en un país con tantas operaciones económicas informales como la Argentina.  Posiblemente lo que pase es que muchísima gente solicite subsidios. Muchos casos serán situaciones dudosas, porque ¿cómo se decide quién "necesita" un subsidio y quién no? Más complicado aún: ¿cómo hace el Estado para verificar la situación económica de los que solicitan subsidios? En consecuencia: ¿cómo evitar un sistema arbitrario y distorsionado, repleto de subsidios conseguidos "por izquierda"? No tengo respuesta, pero en principio sospecho que habrá que evitar cualquier política de "caso por caso". Empezar por barrios me parece, en ese sentido, una buena idea.

En general, como tipo "progre" que soy, me parece bien que el gobierno ponga el acento en la cuestión equitativa: que el ajuste lo paguen los que más tienen. Como suelo mencionar, sin embargo, desconfío de los gestos ideológicos que no van respaldados por soluciones técnicas sustentables. El gesto ya está, me gusta, estoy de acuerdo. Ahora, a ver cómo solucionamos el problema.

jueves, 10 de noviembre de 2011

Marx, Argentina y Miguel Bein

Estas últimas semanas vengo leyendo a Marx. No me considero un marxista, pero hay algo que dice Marx que tiene mucho sentido y es bueno tener presente: no se pueden comprender los procesos políticos sin tener en cuenta los procesos económicos. Más específicamente: no se puede comprender lo que los actores políticos dicen y hacen, si se pierde de vista la estructura económica. Esto, por supuesto, no agota el problema de cómo palabras y acciones políticas se relacionan con estructuras económicas. Pero el punto es éste: si debatimos ideas políticas sin mirar qué pasa en la economía, perdemos capacidad de comprensión.

A esta lectura de Marx se superpuso este excelente programa de Argentina para armar. Todos los panelistas hicieron buenas contribuciones, buscando explícitamente salir del molde de "kirchnerismo" y "anti-kirchnerismo". Pero lo más interesante fue lo de Miguel Bein.

¿Qué dijo Bein? La Argentina está cambiando económicamente y, por lo tanto, va a cambiar políticamente. Económicamente, se están acabando los años de crecimiento desenfrenado. En términos de ciclos económicos, diez años no es un período tan largo, y entre rebote de la crisis de 2001 y coyuntura internacional favorable, las circunstancias hicieron posible un crecimiento fenomenal. ¿Qué significó eso políticamente? Con marchas y contramarchas, acumulación de poder y políticas unilaterales. ¿Quién querría ceder capacidad de decisión y, principalmente, rédito político, con todas las variables a favor? En los próximos años, la coyuntura va a ser distinta. La recuperación económica está encontrando ciertos límites y va a ser necesario hacer ajustes, que necesariamente generarán tensiones sociales, ganadores y perdedores, y cierto malestar. ¿Podrá y querrá el gobierno mantener la estrategia unilateral y la concentración del poder? Sea que sí o sea que no, el escenario política será diferente. Lo importante es que la política que va desde 2003 hasta la actualidad está vinculada a una situación económica que está cambiando; entender esa vinculación puede ayudarnos a entender los escenarios que se vienen.

lunes, 7 de noviembre de 2011

Tolerancia

Hoy leí esta columna de Lanata. Me preocupan estos episodios de gente agrediendo a periodistas. No porque simpatice con los periodistas argentinos en general, sino porque la idea de que está bien ejercer la violencia verbal o física contra alguien que piensa de una determinada manera menoscaba los principios de la democracia. Esta idea no la inventó el gobierno; es prácticamente una constante en la historia política argentina. Lo cierto es, sin embargo, que este gobierno no muestra interés por modificar dicha constante. Estaría bueno que Cristina, quien aprendió que es políticamente más inteligente mostrarse como conciliadora antes que como confrontativa, repudiase estos episodios. Estaría bueno porque, además de profundizar un perfil que ha sido fructífero políticamente, contribuiría a democratizar la cultura política argentina. Ya hubo gestos en ese sentido, cuando reprochó a Horacio González haber pedido que Vargas Llosa no inaugurase la Feria del Libro, y cuando pidió a su público que no silvara a la oposición. Es un camino que merece ser continuado.

martes, 1 de noviembre de 2011

Imaginarios y realidades

El otro día pensaba en la distinción entre imaginarios y realidades. Pensaba que un imaginario es la manera mediante la cual personas que no conocen una realidad se forman una representación de la misma, a partir de información fragmentaria y mediada. Una realidad, en cambio, es aquello que conocen las personas que tienen contacto directo con lo que está pasando. Esta distinción me vino a la mente a partir de varias conversaciones que tuve con personas que se sienten identificadas con el gobierno. Estas personas suelen expresar ciertas percepciones sobre cosas que están pasando, pero no pueden justificar esas percepciones, o pueden hacerlo de forma muy vaga y superficial. Estas percepciones serían "imaginarios" y no "realidades".

Venía pensando en eso y hoy me encontré con este comentario de Nicolás Tereschuk en el blog filo-kirchnerista Artepolítica. Tereschuk toma fragmentos de una entrevista a uno de los principales sociólogos argentinos, Javier Auyero, quien se especializa en temas de clientelismo, en los cuales sostiene, entre otras cosas, que "hoy los sectores populares viven peor que hace 15 o 20 años". Rompiendo con la lógica de defender el imaginario contra los embates de la realidad, Tereschuk llama a los kirchneristas a dejar de conformarse con rebatir a Mariano Grondona y a Magdalena Ruiz Guiñazú, y a tomar en cuenta las duras palabras de Auyero, así como las de otras voces calificadas. Es un pedido audaz, que puede traducirse así: dejemos de conformarnos con imaginarios, empecemos a pensar en la realidad.

Más allá de ese llamado, me quedo pensando en cómo los imaginarios suelen tener más peso que la realidad. Me quedo pensando en cómo personas cuyo conocimiento de la vida de los pobres es entre extremadamente escaso y nulo, pueden convencerse de que los pobres hoy viven mejor, en base a una política (la Asignación Universal por Hijo) cuyos alcances y méritos son todavía poco conocidos. Me quedo pensando en cuán poco importa lo que diga un especialista como Auyero (seguramente muchos ya lo estarán tildando de gorila reaccionario). Parecería que frente a un buen imaginario, poco importa la realidad.