sábado, 23 de junio de 2012

Paraguay

Sin saber mucho, van unas líneas sobre Paraguay. Hasta donde entiendo, la situación es ésta: el presidente democráticamente electo es legalmente destituido por un congreso también democráticamente electo y mayoritariamente opositor. Desde mi punto de vista, la legitimidad democrática de un sistema político se deteriora cuando sus actores ponen en segundo plano el voto de la ciudadanía. Si bien ante escenarios extremos puede ser aceptable que un poder decida sobre otro, esto no debería ser una herramienta política normal. La obra de gobierno de un político debe ser, en principio, evaluada por los votantes, y no por otro poder. Si en este caso, como parece, una diferencia política fue la que condujo a la destitución, corresponde, en mi opinión, que los demás gobiernos de la región hagan sentir su preocupación por lo ocurrido. Forma parte de la estabilidad democrática de la región que las instituciones de cada país respeten el espíritu de la voluntad popular, y no solo las reglas institucionales. Ampararse en reglas institucionales para torcer la voluntad popular contribuye a desnaturalizar a aquéllas y a deslegitimar a ésta.

1 comentario:

  1. No podría haberlo dicho mejor.

    Además Lugo casi no tuvo derecho a defensa. Fue todo muy rápido, muy sospechoso..

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