La evidente mediocridad, tanto a nivel discursivo como a nivel de gestión, mostrada hasta ahora por Mauricio Macri, representa un grave perjuicio para el sistema político argentino. Quienes no nos identificamos, en términos generales, con las ideas que el partido de Macri representa, no podemos ignorar que hay importantes sectores de la ciudadanía que sí lo hacen. La Argentina necesita que las demandas y las visiones de ese sector social sean políticamente representadas. Cuanta mayor coherencia, prolijidad, innovación, competencia técnica, y demás valores que suelen considerarse como positivos para un espacio político de cualquier signo ideológico, pueda presentar una propuesta de ese tipo, mejor será para el país. Al menos si partimos de la base de que lo mejor a lo que puede aspirar un país, es a que una pluralidad de espacios políticos representativos de la ciudadanía sea lo mejor posible. El sueño progresista de un país sin derecha política es un sueño incompatible con la democracia contemporánea.
Desde que llegó al gobierno porteño, Macri ha decepcionado en por lo menos dos aspecto. En primer lugar, ha desarrollado una gestión mediocre, con problemas muy evidentes en el ámbito educativo y en lo que tiene que ver con el Teatro Colón. Esas falencias no han sido compensadas por méritos significativos en las áreas en las que Macri había hecho hincapié durante su campaña, y en los inicios de su gestión, principalmente en los que tiene que ver con la reforma del Estado porteño en una dirección más eficiente y racional. En segundo lugar, Macri no ha desarrollado un discurso superador del populismo al que alega cuestionar. Sus palabras son toscas, superficiales, más tendientes a buscar el efecto inmediato que a lograr una mejor comprensión de los problemas. Discursivamente, Macri está lejos de la aproximación técnica a los problemas que dice defender, y cerca del populismo que dice rechazar.
Hoy, esta característica se ha hecho evidente en las declaraciones del PRO respecto de una "inmigración descontrolada", a la que se vinculó con la delincuencia y el narcotráfico. El punto no es que la Argentina tenga o no una política inmigratoria adecuada; hay margen para el debate al respecto. El punto es que, en un tema sesnible como es la inmigración de países cercanos, las frases simplistas son un signo de demagogia bastante poco afín a los valores democráticos y republicanos que Macri dice defender. Si hay datos que permitan sostener que la política inmigratoria del país genera problemas para la gestión de la ciudad, habrá que discutir en base a esos datos. Si no, el gobierno de la ciudad no hace más que incurrir en las consignas demagógicas que tanto suele cuestionarle (con bastante razón, a mi juicio) al gobierno nacional.
El país necesita un discurso discurso de derecha que se tome en serio los valores que dice defender: racionalidad, moderación, respeto por las normas, y demás. Cada vez más se hace evidente que Macri, y al menos gran parte de su espacio político, no está a la altura de esa tarea.
No puedo más que coincidir con vos. Las declaraciones de las autoridades porteñas, además de ese triste tufillo a xenofobia, desnudan una notable falta de ideas, de conceptos, de explicaciones y de propuestas. Hay mucho para debatir respecto del tema de la ocupación del Parque Indoamericano, pero reducirlo a una cuestión inmigratoria (para colmo, sin datos concretos que avalen la afirmación), es de una pobreza conceptual notable.
ResponderEliminarLo triste para quienes estamos buscando una alternativa al populismo, es que desde la oposición surjan expresiones que reflejan un populismo de otro signo. Se entiende de dónde sacó Laclau eso de que populismo y política son lo mismo. Tal vez sea así en la Argentina. Pero en otros lados no. Así que podemos seguir buscando.
ResponderEliminarCreo que Macri le da credibilidad al discurso según el cual "el gobierno puede ser malo, pero lo que está del otro lado es peor". Yo no estoy seguro de que sea así, pero aún si no lo es, Macri no está haciendo nada por desmentirlo.
Me da la sensación de que Macri y los que lo rodean se comieron en serio el verso de que las ideologías ya no existen, y no se percatan de que todo el mundo basa sus decisiones en base a ideas y valores que poseía previamente. Por eso jamás se calentaron en construir un basamento ideológico sólido que sustente su discurso, y quedan en el nivel de improvisación que estamos viendo. Es una lástima, porque ser de derecha no es en si mismo un crimen, y seria interesante que se forme una expresión política con un discurso consistente que se ponga en la vereda contraria del populismo "progresista". Lo más interesante que tiene el macrismo a nivel intelectual es Rozitchner, que tampoco es un tipo que haya armado un andamiaje intelectual completo como para darle consistencia a un proyecto político, sino que más bien arma reflexiones dispersas sobre temas variados, con un hilo conductor bastante tenue.
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