martes, 9 de agosto de 2011

Ni Zaffaroni ni Hebe son santos

Un santo es, según la definición de Kant, aquél que actúa motivado exclusivamente por hacer el bien. Los seres humanos, aclara Kant, nunca actúan exclusivamente motivados por hacer el bien. O sea que los seres humanos no son ni pueden ser santos. O sea que, siguiendo a Kant, no importa cuánto bien haya hecho un ser humano, podemos asumir que: 1) no lo hizo únicamente motivado por hacer el bien; 2) no necesariamente hará el bien en el futuro. De nuevo: solo los santos actúan motivados exclusivamente por hacer el bien, y actúan siempre bajo el mismo principio.

Salvo que creamos que hay seres humanos que son santos, no cabe justificar las acciones de una persona apelando a otras de sus acciones. De ningún ser humano puede decirse: "como en una ocasión realizó esta acción (o acciones) que es indudablemente buena, se asume que no hay mala intención en esta otra acción". Tanto desde el punto de vista lógico como desde la observación empírica, este argumento es insostenible y potencialmente perverso, pues abre el camino a justificar cualquier cosa. Para ponerlo de una forma bien coloquial: el o la que se manda una cagada, tiene que responder por ella, sea quien sea, haya hecho lo que haya hecho. Salvo, claro, que sea un santo o una santa.

6 comentarios:

  1. Me alegra saber que no soy el único que piensa que a Zaffaroni hay que juzgarlo por el hecho objetivo de que en departamentos suyos se haya ejercido la prostitución (determinando en su caso su grado de responsabilidad, si ello constituye o no delito y si es o no relevante para su función de Juez) y no por sus méritos académicos o las simpatías (o antipatías) que pueden despertar sus posiciones ideológicas. Me choca la defensa corporativa que muchos sectores hacen de él, porque "es bueno" o es "un defensor de los derechos humanos". Lo que importa es determinar qué pasó con sus departamentos. Mi sensación es que Zaffaroni a lo largo de su vida ha cultivado una serie de afinidades y compromisos que lo convierten en una suerte de Maradona del Derecho, al que, no importa lo que haga, se le perdona todo "porque nos sacó campeones en el '86".

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  2. Es una buena comparación la de Maradona. Parece que ese tipo de pensamiento religioso, según el cual ciertas personas son "santos" que están más allá de todo cuestionamiento, no está presente solo en la cultura popular sino también en sectores intelectuales.

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  3. Fijate que cuando entré en la Facultad de Derecho (si nombras a Zaffaroni, la mayoría tienen orgasmos masivos), me dijeron, "Pero Zaffa es el Maradona del Derecho." Respondí, "eso habla muy mal de Zaffaroni, diganme algo bueno de él." Buena reflexión.

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  4. Suena exagerada la comparación. Maradona fue el mejor de su tiempo a nivel internacional, y uno de los mejores de la historia. No creo que Zaffaroni tenga una dimensión equivalente en el mundo del derecho.

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  5. Jopa, yo pienso que Zaffaroni es un tipo muy erudito y, a nivel académico, alguien con mucha producción, con algunas cosas buenas, pocas ideas originales y que escribe bastante mal. Pero sus seguidores (que son prácticamente todo el Departamento de Derecho Penal de la UBA y otras universidades) realmente creen que es el más grande jurista latinoamericano de todos los tiempos. Fuera de joda, conozco gente que lo sigue como si fuera una estrella de rock. Es un fenómeno interesante para analizar, yo creo que ha logrado que muchísima gente tenga un verdadero compromiso afectivo con él y lo idolatre, además de que por detrás se juegan cargos académicos, publicaciones, becas, etc. en las que el apoyo de Zaffaroni pesa y mucho.

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  6. Es un fenómeno que se repite mucho, en diversos ámbitos. Alguien se destaca, ya sea en lo moral, intelectual o deportivo, y se lo eleva a una especie de posición superior e incuestionable. Uno de los problemas de todo esto, creo, es que muchos prefieren seguir a algún amo moral o intelectual en lugar de ejercer su propio juicio.

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