lunes, 21 de febrero de 2011

El progresismo, fue

Durante mucho tiempo pensé que este era un gobierno progresista. Aún cuando fuese un progresismo al que yo no apoyaba porque, aunque adhiera a ideas genéricamente progresistas (juicio a los responsables del terrorismo de Estado, mejora de la distribución del ingreso, políticas activas a favor de los más pobres, entre otras cosas), me parecían muy mal llevadas a la práctica. Pero, más allá de ello, reconocía que efectivamente el gobierno había implementado, aunque de una forma que no me gustaba, políticas progresistas. Me parece que hoy en día esto no sigue siendo así.

El "progresismo" de este gobierno se ha convertido en una cuestión tan declarativa y carente de sustancia, que poco aporta a la transformación concreta de la realidad de acuerdo con una concepción progresista. Han aumentado las jubilaciones, es cierto. Ha habido asignación universal por hijo. Ha habido juicio a los responsables del terrorismo de Estado. Estas políticas pueden ser mejores de lo que había antes. Pueden ser mejores que lo que proponen muchos líderes opositores. Pero son poco, demasiado poco como para considerarlas parte de una proyecto de gobierno progresista.

Yo pensaría que una precondición para que un gobierno sea progresista, es que el mismo reconozca los problemas de injusticia social del país y desarrolle políticas para contrarrestarlos. Pero cada vez más este gobierno recurre a consignas y políticas sumamente focalizadas que ocultan los problemas sociales de gran parte de la población. Los arreglos con la CGT, por ejemplo, revisten de beneficios populares aumentos salariales que benefician a los sindicatos poderosos y relegan a millones de trabajadores no sindicalizados. Los juicios a los responsables del terrorismo de Estado restringen la discusión de los derechos humanos, excluyendo el drama de la corrupción policial y el sistema carcelario. Todo esto en un clima de fiesta que busca presentar a la Argentina como atravesando una etapa de felicidad, sostenida, tal como en los noventa, por un sector restringido de la ciudadanía volcado al consumo gracias al dinero proveniente de la soja. Para los que no acceden a ese mundo de clase media y trabajadores sindicalizados, solo queda el paliativo de una asignación por hijo que lucha mano a mano con la inflación. Claro que, al mentir sobre la inflación, se miente también sobre la real situación de la pobreza.

El "modelo kirchnerista" se ha convertido en una fiesta para un sector restringido de la ciudadanía, combinado por ciertas políticas de contención y asistencia a la pobreza que, si bien no contribuyen a solucionar los problemas estructurales de desigualdad y exclusión social, permiten sostener una cierta retórica progresista. Ello ha alcanzado para que el progresismo acepte sin reparos la corrupción, la manipulación de los índices de inflación, el fortalecimiento de las estructuras sindicales no democráticas, y demás elementos difícilmente compatibles con una concepción progresista de la sociedad.

6 comentarios:

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  2. Creo que una explicación (no la única) del porqué algunos sectores autodenominados "progresistas" persisten en un ciego apoyo al gobierno, pasa por la creencia de que el kirchnerismo es la única opción de "izquierda", viable como alternativa de poder. Muchos de estos sectores (especificamente quienes apoyan al gobierno desde fuera del PJ) son plenamente conscientes de una eventual derrota electoral en octubre próximo equivale a un viaje sin escalas (y probablemente sin retorno) al ostracismo político. De ahi que pasen por alto numerosos aspectos del gobierno dificilmente clasificables como "progresistas". Despues de todo, finalmente entendieron que la politica es, entre otras cosas, el arte de "tragarse sapos". Ejemplos sobran.
    Paralelamente a esto podemos observar el grado de fanatismo (o fundamentalismo) exhibido por algunos de estos sectores, que se comportan casi como si el gobierno estuviera emprendiendo algo similar a la batalla de Stalingrado.
    Pareceria que muchos de ellos leyeron mal a Clausewitz, e interpretaron que la politica es la continuacion de la guerra por otros medios. Corolario logico teniendo en cuenta que desde hace casi 8 años se enseña que la politica es la destruccion del adversario (sin importar si fue aliado hasta hace 15 minutos).

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  3. Estoy de acuerdo con lo que decís, en especial lo del "arte de tragarse sapos". Los progresistas que apoyan al gobierno parecen haber decidido que todo está justificado porque se lucha con un adversario tan malvado, que cualquier cosa vale derrotarlo. Al final lo único que el gobierno tiene para ofrecer es defendernos de Clarín, Macri y la Sociedad Rural.

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  4. ¿Cuáles son los "elementos difícilmente compatibles con una concepción progresista de la sociedad"? ¿Quién es progresista? ¿Vos?

    No entiendo cómo no se te ocurre ver de dónde venimos. Argentina no es Suiza y falta muuucho para que sea un país serio.

    ¿No podés reconocer que es un momento de transición?... ¿o pensás que se puede hacer todo de golpe? ¿con qué apoyo de base?

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  5. progre o no progre desde que tengo uso de razón ningún gobierno hizo tantas cosas que me gustan.
    "Pero son poco, demasiado poco como para considerarlas parte de una proyecto de gobierno progresista", yo pienso que son muchas, demasiado muchas comparado con gobiernos anteriores. Tal vez me conforme con poco; puede ser, pero es lo que hay y quiero disfrutarlo. Podría ser mejor, es cierto, mucho mejor. Pero ojo, porque también podría ser peor, pero mucho peor!!

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  6. Yo pienso la cuestión en términos de los problemas que deberían ser prioritarios para una agenda política progresista, y en cuáles de esos problemas están siendo eficazmente atendidos. Tal vez sea mejor el conformismo de que la Argentina no es Suiza, o con que estamos en una etapa de transición, o demás argumentos que han sido postulados por cada gobierno que hemos tenido. O directamente con las ganas de disfrutar de María, que dice "conformarse con poco" aunque, en realidad, los que se tienen que conformar con poco son los trabajadores en negro, los que viven en las villas, las minorías en algunas provincias, y demás.

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