martes, 19 de julio de 2011

El ADN y la causa

Dos cosas:

1) No creo en la victimización de los hijos de Ernestina Herrera de Noble. Su nacimiento y adopción nunca fue una cuestión meramente personal, ya que se trata también de esclarecer el paradero de los niños nacidos en cautiverio. Si hay motivos para pensar que ellos pueden serlo, corresponde verificarlo. Que la causa haya cobrado gran difusión pública por ser hijos de la propietaria del principal grupo multimediático del país, en medio de una confrontación con el gobierno, no quita que la cuestión deba ser resuelta. Que una persona en la posición social de Herrera de Noble no contribuyese a que ello ocurra de la forma más rápida posible es cuestionable y sospechoso. Si sus hijos son víctimas, ella es en gran medida la victimaria. Más aún, es preocupante que la propietaria del principal grupo multimediático del país sea una persona que demuestra tan poco interés en esclarecer la verdad.

2) Abuelas ha cometido un error hacia su causa que les está costando gran parte de su credibilidad. Ellas han decidido vincularse políticamente al gobierno nacional, respaldando sus políticas en general, y no solo aquéllas vinculadas específicamente a su causa. De ese modo, Abuelas decidió dejar de ser una organización dedicada específicamente a los derechos humanos, para pasar a ser, hasta cierto punto, una organización política en términos más amplios. De ese modo, su causa quedó ligada a cuestiones que no están necesariamente vinculadas con ella. Por eso, hoy en día a Abuelas se le hace muy defícil desvincular la cuestión del origen de los hijos de Herrera de Noble de la confrontación entre Clarín y el gobierno, la cual se basa fundamentalmente en otras discusiones.

9 comentarios:

  1. Jopa, disiento respecto del primer punto. Si hubo un delito en la adopción de los hijos de Noble, ellos como víctimas son los únicos legítimamente interesados en saber la verdad y, eventualmente, sancionar a los responsables. Si, siendo ya personas adultas, no tienen interés en conocer la verdad o, al menos, ejercer la acción penal contra los supuestos culpables, hay que respetar esa decisión. En el Derecho Penal hay toda una corriente a favor de reestablecer el derecho de la víctima a disponer de la persecución penal y en contra de la posibilidad de que el Estado la ejerza en contra de esa voluntad. Por otra parte, me da la sensación que esta causa penal en concreto tiene muchos puntos oscuros que demuestran que el interés político ha estado por encima de la búsqueda de la verdad. Por ejemplo, nunca entendí cuales son los indicios concretos sobre los que se apoyó la hipótesis de la querella.

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  2. Diego, puede ser que desconozca las cuestiones legales en este punto. Pero hay algo que tu comentario no tiene en cuenta y que, creo yo, es central: lo que está en juego en la causa no es solo la identidad de estas dos personas, sino el paradero de niños nacidos en cautiverio. Es decir que, si ellos son hijos de desaparecidos, se resolvería un caso de secuestro de niños nacidos en cautiverio. Y eso les concierne a los abuelos biológicos, que están buscando a sus nietos. Esos abuelos, creo, también son víctimas de un delito y, por lo tanto, es también por ellos que la justicia debe actuar. Entonces, la decisión "no quiero conocer la verdad" conlleva, en este caso, la decisión "no quiero contribuir a esclarecer el secuestro de tus nietos".

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  3. Jopa, el derecho a la identidad es tan personalísimo, que cede ante el interés de cualquier tercero, incluso los presuntos abuelos. No se puede obligar a una persona a convertirse en objeto de prueba de un proceso en el que es la principal víctima, aunque existan otras víctimas potenciales, poque en ese conflicto de intereses entre quien ostenta un derecho cierto y vinculado a su propia dignidad como persona y un tercero cuyo derecho ni siquiera es seguro, debería, creo yo, privilegiarse el primero. Pero en este caso es peor aún, porque hasta donde se no hay ninguna prueba concreta que permita suponer que los Noble Herrera son hijos de desaparecidos. Y no se puede tener vinculada a una persona a un proceso penal sólo para constatar suposiciones sin respaldo probatorio serio. Imaginate que el día de mañana viene una persona y dice que es tu abuela, y pretende somerte a un proceso penal en el que se cuestiona tu identidad, sólo porque tenés "un aire" a su supuesto nieto o naciste en una fecha similar, sin contar con ningún otro elemento que apoye su suposición.

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  4. Entiendo. Entonces la cuestión legal sería: ¿había o no una duda razonable de que esas personas eran hijos de desaparecidos, como para hacer los análisis? Eso realmente no lo sé. Pero reconozcamos que no es solo un tema legal. Supongamos que Abuelas, por el motivo que sea, lograron instalar en la opinión pública una sospecha injustificada sobre el origen de esas personas. Esa sospecha tiene interés público porque afecta a la propietaria del principal grupo multimediático del país; el cual, además, la defiende sistemáticamente sin respetar ninguna regla de rigurosidad periodística. Mi pregunta sería, si esa sospecha realmente es infundada, ¿por qué resistirse a los exámenes de ADN? Por sentido común, pienso que es lo que cualquier persona haría: si hay una sospecha que yo considero injustificada sobre un delito que se me adjudica, lo primero que haría es someterme a la prueba necesaria para refutarla. Más si, como argumentan desde el entorno de Herrera de Noble, sus hijos están siendo victimizados por una campaña política. ¿Por qué no detener esa victimización con un examen de ADN? Es un comportamiento que me parece extraño.

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  5. Es que en realidad la esencia del derecho personalísimo es que se ejerce sin tener que dar explicaciones. Si una persona decide no conocer su identidad biológica (sea por la razón que sea) no puede obligárselo a un exámen genético, y mucho menos para investigar un delito cuya principal víctima sería esa misma persona. Ponele que los Herrera Noble tuvieran alguna duda, aunque sea mínima, de la legalidad de su adopción, y eligieron no correr el riesgo de ver desmoronada la identidad que construyeron a lo largo de sus vidas. ¿Por qué razón habría que obligarlos a saber? La esencia del derecho individual es, me parece, poder decidir sobre la propia vida. "Sobre mi vida decido yo, y si no quiero conocer mi historia no lo hago". Aún suponiendo que los supuestos abuelos tuvieran algún indicio de que los Herrera Noble fueran sus nietos, ¿eso les da derecho a imponerles una identidad que no quieren conocer? ¿Por qué deberían disponer de una vida ajena? No creo que sea un tema estrictamente jurídico (probablemente la Corte no hubiera compartido lo que digo, quizá con argumentos atendibles) sino más bien de filosofía jurídica. Yo pienso que, aún cuando hubiera habido un delito, el propósito de castigar no se debería ejercer en contra de la voluntad de la víctima, y menos cuando ello pone en juego algo tan íntimo como la construcción de la propia personalidad. Más aún, creo que el castigo carece de razón de ser cuando se aplica contra la voluntad de la víctima. E insisto, en este caso me parece que la cosa es aún peor porque la acusación no parece tener buenas pruebas.
    Ahora, si me decís que quizá lo más práctico hubiera sido hacerse los exámenes de primera, por ahí coincido con vos. Aunque también hay razones íntimas de cada uno para no someterse al análisis que creo que hay que respetar, e incluso en este caso había cierta duda sobre la imparcialidad del tribunal y de los peritos, que también pueden explicar un poco las vueltas del proceso.

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  6. En términos filosóficos, no sé si estoy de acuerdo con tu razonamiento. No estoy tan seguro, por un lado, que los niños (ahora adultos) secuestrados sean las principales víctimas, por sobre sus abuelos, y que por lo tanto ellos deban decidir si quieren que el delito se esclarezca o no. Por otro lado, aunque sean las principales víctimas, no me parece que su derecho individual a no conocer sus origines deba estar por sobre el derecho de los abuelos a saber qué pasó con sus nietos. Me parece que si llevásemos al extremo la lógica "el derecho individual por sobre todo", llegaríamos al punto de que yo tengo derecho a no reportar dónde se encuentra una persona secuestrada (por alguien más) porque no tengo ganas de ir al juzgado. La pregunta sería: ¿se viola un derecho fundamental de una persona obligándola a conocer sus orígenes? La pregunta no es fácil de contestar, pero creo que en este caso lo que cuenta es también el sufrimiento de las otras víctimas, que son los abuelos. Pongamos un ejemplo: un tipo me secuestra a mí y a otra persona más. Después de un tiempo, decido que el tipo me trata bien, y quiero quedarme con él. La otra persona no. ¿Es mi derecho no denunciar al secuestrador? Yo diría que no, salvo que esté en riesgo la propia vida. En definitiva, creo que en un caso donde hay más de una víctima (aunque una de ellas fuese "víctima principal", lo cual no me parece que sea así en este caso), cada víctima puede estar obligada a contribuir al esclarecimiento del delito, aunque solo sea por el bien de las otras y aunque ello conlleve cierto perjuicio propio (dentro de ciertos límites, claro está).

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  7. Jopa, en primer lugar, legalmente una persona no está obligada a denunciar un delito, a menos que sea un funcionario público. Si yo voy por la calle, y veo que están robando a mi vecino, efectivamente no estoy legalmente obligado a denunciarlo (moralmente será reprochable, pero no hay obligación legal).
    Por otro lado, el derecho que uno tiene sobre su propia identidad es superior al que pueda tener cualquier otra persona. Si alguien dice ser mi abuelo, no puede pretender que yo deshaga mi vida para darle el gusto de sacarse la duda. Quizá su situación sea muy dolorosa, haya perdido a sus hijos, pero no tiene derecho a cambiar radicalmente mi vida en contra de mi voluntad. Simplemente porque es mi vida, yo la vivo como quiero, y no tengo por qué ser esclavo de los deseos de los demás. Saquemos el tema del delito. Supongamos que cuando nací se produjo un terremoto, mis padres murieron, me encontró una familia de pescadores y me adoptó como un hijo propio. Treinta años después, viene una persona, dice que es mi abuela y pretende que me haga un ADN, diciendo que todo este tiempo tuvo la esperanza de encontrar a su nieto. ¿Estoy obligado a tener que cuestionar mi propia identidad para darle el gusto? Quizás vos estarías dispuesto, tal vez yo también, pero hay gente que piensa distinto, y hay que respetarla porque su vida es su vida, se tiene una sola vez y nadie tiene por qué venir a obligarnos a cambiarla.
    Pongámoslo con un ejemplo más drástico: yo vivo tranquilo en medio del campo, me dedico a cultivar hortalizas y cazar perdices, y un día aparecen cuatro tipos armados en un jeep, me dicen que un ejército invasor está invadiendo el pueblo de al lado, y que yo tengo que agarrar un rifle e incorporarme a la milicia para ir a defenderlos. ¿Estoy obligado a arriesgar mi vida para defender la vida de otros? ¿Por que la vida de ellos vale más que la mía? En el fondo, en el caso Herrera Noble se discute eso: en si dos personas tienen que sacrificar su vida (no literalmente, pero si "su vida" tal como la conocen: cómo se llaman, quiénes son, dónde nacieron, quiénes son sus padres, etc.) en función de la vida de otras personas. Me podrás decir "una persona de bien agarra el rifle y se va a defender a sus vecinos". Perfecto. Eso haría una persona heroíca. Pero dudo que el Derecho esté para obligarnos a ser héroes, porque de eso al totalitarismo no hay demasiados pasos.
    Desde luego, no pretendo que nos pongamos de acuerdo, pero me parece un tema interesante para discutir.

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  8. Diego, efectivamente hay puntos en los que no coincidimos y que darían para muchos debates. Está por un lado la cuestión estrictamente legal, pero por el otro (aunque vinculada) la cuestión moral, e incluso política. Desconozco la ley como para juzgar cómo actuó cada una de las partes en términos legales, pero considero que hay cuestiones éticas que, en este caso, van más allá del texto legal. Creo que nuestro desacuerdo fundamental es respecto de la soberanía del derecho a la propia identidad y sobre la propia vida. Es principalmente un desacuerdo filosófico y, por lo tanto, muy difícil de resolver.

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  9. En este caso, estoy bastante de acuerdo con Diegistico.

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