Leo en esta entrevista a Gustavo Santaolalla lo siguiente:
Las Madres son “inensuciables”, porque las atrocidades que se cometieron en nuestro país no tienen calificativo y la forma en que estas mujeres se organizaron, con sus versiones diferentes... Porque están las Madres de Hebe, las Madres Línea Fundadora, las Abuelas de Estela–, y cada una tiene su punto de vista. Hebe, siendo la más controversial de todas, jamás en la vida podré pensar que ella esté metida en un tema de corrupción.
La declaración me recuerda un poco al análisis de Foucault de la verdad (parousia) en la Antigua Grecia. Foucault alega que, en la Grecia pre-socrática, la verdad está ligada al carácter de quien la expresa. Por eso Sócrates tiene que aceptar su muerte en aras de la verdad: solo quien afronta los riesgos que su verdad conlleva otorga credibilidad a sus dichos. Solo más adelante, con la difusión de la filosofía platónica, la verdad se convertiría en algo más parecido a lo que conocemos hoy: algo objetivo e independiente de quien la enuncia.
En el caso de Hebe y el episodio de Schoklender no está únicamente en juego una verdad, sino la persona misma de Hebe. Para muchos, tanto afines como críticos del gobierno, este carácter está de antemano fuera de duda y, por lo tanto, no es posible que Hebe supiese siquiera lo que estaba pasando. Prueba de ello es la propia historia de Hebe, su valentía en la lucha por los derechos humanos, entendidos como el esclarecimiento de la desaparición de personas perpetrada por la dictadura. Esta historia parece haberle otorgado a Hebe un carácter del cual no se puede dudar, así como, en la Grecia pre-socrática que analiza Foucault, quien realiza ciertas acciones debe necesariamente decir la verdad.
Creo que esta forma de ver las cosas es equivocada. No creo que nadie pueda, realizando ciertos actos, demostrar que está exento de cometer hechos ilícitos o antiéticos. Más aun, creo que Hebe ha tenido un comportamiento en los últimos años y una reacción ante el episodio Schoklender que no hacen tan difícil imaginar que pudiese tolerar un episodio de corrupción en su propia organización.
Sobre el primer punto, creo que sobran los ejemplos de personas que, por un lado, demuestran heroísmo y nobleza mientras que, por otro, demuestran, si no falta de ética, al menos desinterés por apegarse a criterios éticos. Nadie es totalmente ético ni totalmente inmoral, ni está demostrado que una serie de atributos nobles no puedan estar combinados con otros atributos que no lo son. Pienso, por ejemplo, en el caso de un policía que murió salvando la vida de una persona frente a unos delincuentes, y del cual luego se descubrió que estaba involucrado en numerosos episodios de corrupción. Es un error, por lo tanto, adjudicarle a una persona incapacidad de realizar acciones no éticas en base a haber realizado otras acciones ejemplarmente éticas.
Pero además, en el caso de Hebe, se trata de una persona que ya desde hace tiempo viene expresando desinterés por cuestiones vinculadas a la legalidad y a la ética pública. Su fundación, por ejemplo, fue la que contrató a Felice Micheli ni bien ella tuvo que dejar el cargo sospechada de corrupción. Esta forma de razonar fue confirmada cuando se refirió al episodio de Schoklender como "una pelotudés". Nada de esto significa, por supuesto, que Hebe sea corrupta. Sí significa que, para ella, las cuestiones que tienen que ver con la ética pública son, al menos, poco importantes. Y en esto Hebe no es diferente a muchos otros, con la diferencia de que, como sucede a menudo, ella es sumamente sincera al respecto. Pero siendo así, y formando parte de un gobierno y de un espacio político que ha despreciado y degradado la preocupación por la corrupción, ¿es imposible imaginar que ella misma pueda concebir ciertos actos ilícitos como tolerables, incluso como un mal menor justificado por un bien mayor? ¿No es éste, acaso, un razonamiento posible entre quienes, como Hebe, adjudican a su acción política un bien tan absoluto que a menudo justifica transgredir ciertas reglas de menor importancia?
Con esto no pretendo juzgar la vinculación o no de Hebe al episodio de Schoklender. Mi argumento es que tal vinculación no debería ser descartada de antemano en base a la lucha de Hebe por el esclarecimiento de los crímenes de la dictadura. El razonamiento según el cual ciertas personas están más allá de la crítica y la sospecha es errado y tiende a generar más expectativas que las que la realidad puede cumplir.
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