Es bastante sabido que el populismo suele combinar lo nuevo con lo viejo, lo reformista con lo conservador. Quienes defienden esta estrategia sostienen que solo haciendo ciertas consesiones a lo viejo y a lo conservador, es posible juntar la fuerza suficiente para llevar adelante transformaciones radicales. Si para doblegar a la SRA y a los grandes medios es necesario avalar prácticas sindicales absolutamente reaccionarias, es un costo que hay que saber afrontar.
Antes de que se conozcan los pormenores del caso, creo que el asesinato de ayer debe abrir una reflexión entre el progresismo sobre los costos y beneficios de la estrategia coalicional del gobierno. Si avalar las prácticas sindicales de la CGT le dan al gobierno la fuerza suficiente para avanzar en una agenda que, en opinión de muchos, beneficia a las grandes mayorías, habrá que preguntarse si los costos que esas prácticas generan no pueden llegar a ser más altos de lo que se pensaba. En cualquier caso, será necesario recordar que en la Argentina hay una cuestión sindical no resuelta y que, hasta el momento, no parece en vías de resolverse.
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