lunes, 29 de noviembre de 2010

Pregunta

Pregunta: ¿no es de mal gusto, dudosa ética, o al menos poco profesionalismo, que alguien que es contratado por el gobierno se dedique a hablar bien del mismo en los medio de comunicación? No me refiero a funcionarios que forman parte del gobierno y que, lógicamente, se dedicarán a defender la gestión. Me refiero especialmente a los consultores que, sin formar parte del gobierno, son contratados por el mismo. Y no se trata de realizar análisis vinculados a su profesión, sino directamente de dar una valoración subjetiva sobre los méritos del gobierno. O sea: el gobierno los contrata para hacer estudios de opinión pública, y ellos escriben columnas de opinión aseverando que este es un buen gobierno. ¿No hay un conflicto de intereses?

7 comentarios:

  1. Varios de esos consultores están en una etapa de "quemar las naves": han quedado tan comprometidos con el actual gobierno que es poco probable que puedan seguir trabajando en un futuro gobierno de distinto signo. El caso mas emblemático (aunque no el único) es de un pelilargo fan de Creedence, quien en por lo menos dos ocasiones diera por ganador a quien resultara perdedor, ademas, adjudicándole una diferencia de mas de 10 puntos en ambos casos. Y la lista sigue...

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  2. No te sorprenda que un gobierno de distinto signo contrate a quienes están comprometidos con este gobierno. En política las cosas suelen quedar atrás muy fácilmente.

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  3. Es posible (despues de todo, nada nos puede sorprender ya). Sin embargo, personalmente, no recuerdo otro momento de la historia reciente en la cual hubiesen habido encuestadores que trabajasen para un gobierno y que al mismo tiempo hayan esgrimido una defensa por momentos tan cerrada (y poco profesional) del mismo.
    No hay que olvidar también lo ocurrido con Javier Otaegui, cuando alla por 1993 dio por ganador a la UCR en las elecciones en la provincia de Buenos Aires por mas de 10 puntos. No importo que no se equivocara en la diferencia, hasta donde se tuvo que colgar los guantes (mejor dicho, las planillas), porque nadie volvió a encargarle una encuesta.

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  4. En realidad casi ningún "encuestador" trabaja como tal, sino que más bien hay que entender lo que hacen desde el marketing político. Decir que "fulano gana por diez puntos", es una forma de hacer campaña, un medio de propaganda. Desde ese punto de vista, si el mecanismo es efectivo (cosa que no se hasta que punto será así), probablemente los oficialistas de hoy puedan reciclarse en oficialistas de mañana, como cualquier otro asesor. Quizá para los que están muy pegados al actual gobierno sea un poco más complicado (como el caso de Artemio), pero no imposible. En política pasa todo el tiempo (la lista de menemistas furiosos reconvertidos en kirchneristas es larguísima, y empieza por el propio Néstor), y hasta en el fútbol, que es un ámbito dónde las fidelidades se valoran más, también pasa (me vienen a la cabeza los casos de Caniggia y Toresani, que jugaron en River y en Boca).

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  5. No dudo que mas de un encuestador no tendrá mayores dificultades en aclimatarse a un futuro gobierno no kirchnerista. Hay encuestadores y encuestadores, mas alla de sus inclinaciones politicas. Dentro de aquellos ligados al oficialismo, hay algunos que han sabido exhibir un (relativamente) mayor rigor profesional que otros. Enfatizo la palabra "relativamente", porque ya sabemos que en política es mas importante parecer que ser.

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  6. Creo que si un encuestador hace bien su trabajo, no debería haber problemas en que cambie de empleador. Lo que me soprende es que con esos cambios haya también un cambio de ideología.

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  7. 1. Si su trabajo es serio no creo que exista un conflicto.
    2. ¿Es ético que los economistas pagados por las empresas hablen mal de los políticos?
    3. y los periodistas en los diarios?
    4. y los estudiantes de sus profesores?

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