Me parecen tristes las declaraciones de González y Forster, indignados por que Vargas Llosa haya sido convocado a exponer en la inauguración de la Feria del Libro. El argumento, que no es del todo fácil de entender, parece ser el siguiente. La Feria del Libro es un evento cultural importante. La Argentina está atravesando una disputa política entre un gobierno popular y una serie de grupos conservadores. Vargas Llosa es un escritor que se caracteriza por expresar (a menudo de mantera "agresiva", alegan González y Forster) una visión del mundo claramente ligada a este último sector. Por lo tanto, convocarlo para inaugurar la feria del libro implica en alguna medida que la Feria del Libro toma partido por uno de los bandos en la contienda.
Rechazar que Vargas Llosa inaugure la Feria porque sus ideas son inaceptables sería absurdo dentro de un país republicano como la Argentina. Nada de lo que dice Vargas Llosa contradice los principios fundamentales sobre los cuales el país está constituido. Vargas Llosa no es ni un racista ni un partidario de anular la democracia. Su concepción del mundo es absolutamente legítima dentro de los parámetros del Estado argentino, y por lo tanto pensar que sería conveniente limitar la capacidad de expresión de Vargas Llosa sería una pretensión autoritaria.
Si el argumento es que convocar a Vargas Llosa para inaugurar la feria del libro implica adoptar un cierto posicionamiento político, tampoco parece demasiado convincente. Los méritos literarios de Vargas Llosa son lo suficientemente relevantes como para que nadie pueda poner en duda los motivos de su convocatoria. Y la Feria del Libro, hasta donde yo sé, es un evento centrado antes que nada en la literatura. Por lo tanto, los méritos literarios deberían contar con más prioridad que las ideas políticas.
La idea podría ser, en cambio, que "en este momento" de confrontación política, es conveniente evitar figuras claramente identificadas con uno u otro bando. Pero eso no es así, porque lo que molesta a González es que Vargas Llosa "tiene un alto compromiso político con un conjunto de organizaciones mundiales que se dedican sistemáticamente a arrojar toda clase de invectivas y acusaciones contra los procesos populares". O sea que si en vez de Vargas Llosa fuese alguien identificado con los "procesos populares", no habría problema. O sea, no se trata de identificarse con uno u otro bando, si no con uno en particular. Tal identificación política debería primar, al parecer, por sobre los méritos literarios.
Esta manera de razonar demuestra que González y Forster, lejos de ser intelectuales, son militantes políticos con tentaciones intolerantes y autoritarias. Ellos no parecen pensar que los eventos culturales deberían potenciar la pluralidad y el debate de ideas. No parecen pensar la literatura tenga autonomía y valga la pena más que como herramienta al servicio de un determinado proyecto político. Pareciesen pensar que las ideas políticas con las que ellos se identifican deberían tener prioridad por sobre todo lo demás. Después de todo, como ellos aclaran, está bien que Vargas Llosa vaya a la Feria (menos mal), pero no que la inaugure. Eso le toca a alguien de "el palo".
No puedo dejar de pensar que la de ellos es la situación inversa: carentes de méritos intelectuales, González y Forster se han hecho conocidos en la Argentina por sus ideas políticas, y son admirados por quienes las comparten. Tal vez por eso se trate de personas para quienes la lucha de ideas políticas debe estar por encima del reconocimiento intelectual.
Ojo, que Vargas Llosa la juega de demócrata liberal pero cuando Alan García y Ollanta Humala se enfrentaron en la segunda vuelta que le dió la presidencia al primero, dijo que era como elegir entre el cáncer y el SIDA.
ResponderEliminarNo es muy democrático, ¿no?
No. No creo que Vargas Llosa sea un ejemplo de demócrata. Pero hay gente de todas las ideologías políticas que tampoco lo son.
ResponderEliminarSi Llosa es demócrata o vaya uno a saber que, no me interesa. Si quiere hablar en la feria del libro sobre literatura (sin picardías, eh? literatura lisa y llana sin tintes políticos de ninguna índole), o como cebar adecuadamente un mate, me parece medianamente aceptable. Ahora, si los medios, claramente opositores al gobierno de turno argentino, se van a hacer los pícaros preguntándole al novel Nobel, antes, durante y después del evento, sobre, por ejemplo, si vamos bien o mal como país, si le molestó o no la oposición de algunos a su intervención en la apertura de feria, y cientos de etc. más, no me gusta, y como los hechos ocurridos en la vida son solo percepciones, y a duras penas eso, again, no me gusta. Si el escribiente/escritor en cuestión quiere explayarse sobre temas extra literarios (sobre todo políticos, y de este país (a favor o en contra)) que por favor lo haga algún sábado a la tarde (puede ser otro dia) en algún bar (o estadio), con una humilde condición: subido a un banquito para no tocar tierra Argentina (como hacen los piratas en su terruño). Muchachos, algunos estamos algo grandes de edad (yo, 58), no deberíamos creer mucho en premios nobel-oscar dados a tontas/os y a locas/os. Como dice Ud ?. Que si desconfío de los ilustres elegidores de ganadores-perdedores de dichos premios ?. Absolutamente sí.
ResponderEliminarGustavo.