jueves, 5 de agosto de 2010

La gran falacia de 678

El progresismo argentino, tan propenso como la derecha a la cual critica a caer en las simplificaciones más burdas, ha sido seducido por un argumento sumamente falaz por el célebre programa 678. El argumento va así: "todos los periodistas responden a los intereses de los medios para los cuales trabajan, pero lo mantienen oculto tras un manto de independencia y objetividad. La virtud de 678 es que, a diferencia de los demás programas periodísticos, ellos reconocen que toman partido por el gobierno para el cual trabajan". No hace falta ser un experto en lógica argumentativa para entender que se trata de una postura insostenible.

En primer lugar, 678 no se presenta como "un programa destinado a difundir el pensamiento del gobierno", que es lo que es y lo que supuestamente asume ser. Se presenta como "un análisis crítico de lo que pasa en los medios de comunicación". Si fuesen tan auténticos como dicen, no harían falta las medias tintas: que se presenten como lo que supuestamente asumen ser y ya.

De todos modos, el periodismo no puede, por definición, opinar de acuerdo a los intereses económicos de una empresa ni de un gobierno. Aseverar que todos los periodistas argentinos hacen eso equivale a decir que en la Argentina no hay periodismo. Si 678 proclama reflejar el pensamiento del gobierno para el cual trabaja, debería reconocer que no es un programa periodístico, sino un programa de propaganda política. Eso no contribuye en nada a mejorar al periodismo; en todo caso, sirve para contrarrestar lo que se percive como la propaganda de otros sectores. En definitiva, si 678 quiere presentarse como algo más auténtico que los demás programas periodísticos, debería presentarse como un programa de propaganda política del gobierno. Presentarse como un programa "periodístico" que responde a la ideología del gobierno es un absurdo que solo genera más confusión.

A diferencia de 678, los medios de comunicación privados están sujetos a ciertos constreñimientos económicos. Es decir: Clarín, TN, La Nación y demás no pueden decir cualquier cosa porque deben mantener cierta credibilidad para que la gente compre un diario o mire un canal. El negocio de un diario es que la gente lo compre, así como el de un canal es que la gente lo mire, y para eso se necesita ser percibido como creíble. Por lo tanto, los periodistas de los medios privados tienen más limitaciones a la hora de informar u opinar, pues deben mantener una imagen de credibilidad. 678 es financiado por el Estado, con recursos controlados por el gobierno, y por lo tanto no necesita preocuparse por los niveles de audiencia. En todo caso, al gobierno le conviene mantener una audiencia elevada para difundir lo más posible su punto de vista, pero no necesita construir una empresa sostenible a largo plazo. Después de todo, es claro que la suerte de 678 está sujeta a la suerte del gobierno.

Además, para ser medianamente creíbles, los medios de comunicación privados están obligados a dar lugar a voces alternativas a su pensamiento dominante. Puede haber poco lugar para ellas, pero ese lugar no puede ser nulo. 678 no necesita darle lugar a nadie que no piense el programa porque, al no ser un programa periodístico, no necesita ser creíble. Como programa de propaganda, solo debe ser entretenido para quienes se identifican con su pensamiento. Es una cuestión lógica, pero es perfectamente verificable empíricamente.

Más en general, la objetividad y la independencia son un valor a rescatar. Una sociedad no puede decidir que la objetividad no existe de un día para el otro, tirando dos mil años de historia occidental a la basura. Un país medianamente serio y medianamente liberal necesita medios de comunicación medianamente objetivos. Asumir la falta de objetividad como una virtud es un pésimo ejemplo. El desafío para construir un periodismo mejor es afianzar la búsqueda de objetividad y la independencia de pensamiento, no asumir que cada uno tira para su propio lado y sacarse el problema de encima. Y si me dicen que eso viene en una etapa posterior (una excusa tan ingenua como insostenible), al menos digamos las cosas como son: acá nadie es más honesto que nadie, porque en una guerra de propaganda la honestidad lo peor que se puede tener.

3 comentarios:

  1. ESE programa es una mentira, un organismo de propaganda gubernamental, hacen de los medios lo mismo que critican y dicen combatir.
    Encima es terrible como se nota la mano de la SIDE.

    Saludos

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  2. Maloperobueno,

    ¿De verdad pensás que está la SIDE metida? Puede ser, pero prefiero darle el beneficio de la duda. Sobre lo que no sé, no puedo opinar.

    Estoy de acuerdo en que hacen lo mismo que los medios que critican, pero a mi juicio peor, porque nunca vi un programa tan acérrimamente vinculado a un sector político en particular. Estoy de acuerdo en que, en los hechos, funciona como un organismo de propaganda gubernamental. Aunque no por eso hay que descartar que realmente se sostiene en ideas concretas, que defienden, a veces, con argumentos. Por eso creo que vale la pena discutirlas, a pesar de que, estoy de acuerdo, la mayor parte del programa se dedica a la propaganda.

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  3. Te falto la palabra "Es" en la ultima oración de la publicación... (me parece, fijate).

    Sobre el tema, no estoy del todo convencido. Porque es cierto que todos tienen en cierta forma un "partido politico preferido" sin decirlo, e incluso sin pensarlo. Ponele, que tus ideas son "los piquetes son una mierda, y hay que matar a los villeros", por mas que no te guste ningun partido, vas a votar a alguien de derecha tarde o temprano. Entonces, tu forma de hacer periodismo va a estar orientada desde esa perspectiva. Lo cual, de todas formas, creo que será indefectiblemente mejor que 678.. porque lo de ellos igual, es pauperrimo.. no lo puedo entender.

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