Sorprendente lo de los dirigentes justicialistas reuniéndose con Magnetto, nada menos que en su casa. Es difícil calificar esa acción. Estratégicamente parece arriesgado: más allá de la poca popularidad del gobierno, creo que el Grupo Clarín no es tampoco muy popular. Los líderes justicialistas podrán pensar que, para ellos, el voto progre (aún el de los progres pero no tanto, como yo) ya está perdido, y que aparecer como aliados del principal grupo multimediático no va a espantar a quienes son sus potenciales votantes. En todo caso, pensarán que aparecer como decididos aliados de Clarín hará que este multimedio se vuelque decididamente a favor de ellos, y allí estaría el principal beneficio. Es una estrategia arriesgada, pero no descabellada.
En un plano más, digamos, ético, tampoco me parece tan sencillo definir la situación. Obviamente que, en términos generales, no es muy prolijo que potenciales gobernantes se muestren decididamente aliados a grandes medios de comunicación (lo cierto es que muchas veces son los mismos propietarios, como en Chile e Italia). También es cierto, sin embargo, que la Argentina no vive un contexto político "normal", lo cual implica que las reglas de lo aceptable y lo inaceptable no son claras y cambian todo el tiempo. Uno puede pensar que, en un contexto donde el gobierno está dando una batalla abierta contra los grandes medios, los otros dirigentes políticos pueden posicionarse como aliados ideológicos de esos medios. Sería como decir: "nos identificamos con la causa de Clarín en esta batalla entre él y el gobierno". A mí me da tanto asco Clarín como a cualquiera (literalmente: el diario y el sitio web me parecen tan feos que me provocan malestar), pero es posible que a otras personas no.
En definitiva, yo pensaría que es una forma de actuar adecuada a lo que propone el gobierno. De hecho, creo que el gobierno debe estar en última instancia contento de que las cosas se adapten a su propia visión de la política. Después de todo, si es cierto que por un lado están los sectores populares y, por el otro, una coalición de sectores corporativos (empresarios-mediáticos-políticos), dicha reunión respondería en cierta medida a esa visión. La cuestión sería ver qué piensan hacer con eso los dirigentes justicialistas. Una vez que deciden jugar al juego que propone el gobierno, van a tener que dar batalla para no quedar como los malos de la película. No es una estrategia política muy innovadora, pero sí bastante pragmática. Y como dijo el General, "el peronismo es una filosofía simple de la vida".
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