Creo que se ha generado mucha confusión con esto de que el periodismo independiente no existe. Es una idea que viene sosteniendo 678, y que ha sido bien recibida por sectores progresistas, en gran medida porque dicha idea ya estaba presente entre los mismos. El argumento es el siguiente. No existe la independencia periodística. Todo periodista y todo medio habla desde una cierta posición ideológica, y por lo tanto no es independiente. No solo eso, sino que los medios son empresas privados, y por lo tanto tienen intereses económicos que influyen en la forma en que difunden la información. Entonces, los medios no son ni independientes de posturas ideológicas, ni de intereses económicos. Por lo tanto, un medio o un periodista miente o engaña cuando se define como independiente. Para evitar esto, corresponde que un medio haga explícita la postura por la cual toma partido.
Este argumento parece impecable a primera vista, y efectivamente tiene elementos convincentes. Pero vamos con cuidado, porque me parece que hay algunos problemas ahí metidos.
Primero, ¿a qué le llamamos periodismo independiente? ¿Independencia de qué? Claramente, no puede ser independencia de valores, puntos de vista, ideologías, y demás. Nadie, creo, afirma que un medio o un periodista (o alguna persona en general) pueda ser totalmente objetivo, neutral y desprovisto de valores. No existe la independencia en ese sentido, y no creo haber escuchado a nadie afirmar lo contrario.
La independencia debe ser entendida, creo yo, como independencia de intereses políticos. Un periodista o un medio independiente es aquél que no se encolumna con ningún sector político en particular, y que procura mantener una distancia crítica respecto de todos. El periodismo independiente no tiene en cuenta, al momento de dar a conocer información, si la misma beneficia o perjudica a algún sector político. En otras palabras, las decisiones sobre qué información se da a conocer y cómo se lo hace no está mediada por posiciones políticas, sino por criterios periodísticos. Estos criterios tienen que ver con el interés y la relevancia de la información. Esos criterios, claro está, no van a ser objetivos, pero pueden no estar encolumnados con sectores políticos específicos.
La contracara de los medios independientes es la prensa partidaria. La misma es aquella que difunde información y opinión explícitamente acorde a las ideas de un partido político. Eso ha existido en la Argentina, con algunos exponentes emblemáticos (como el periódico socialista La Vanguardia), y sigue existiendo.
La independencia en este sentido, entendida como independencia de los grupos políticos, es algo que puede existir. ¿Qué impide que un periodista seleccione la información en base a lo que considera más relevante, antes que en base a los intereses políticos a los que afecta? Cada periodista, obviamente, tendrá su opinión de lo que es relevante, y por eso es necesario que haya pluralidad de medios; para que la difusión de la información no quede supeditada a un único criterio. Pero un profesional del periodismo es aquél que, a la hora de seleccionar y ordenar la información, busca hacerlo en base a criterios no subordinados a ideas políticas particulares, sino a ciertas pautas sobre qué información es relevante y qué información no lo es.
En este punto podrá pensarse que esas pautas son necesariamente ideológicas y que, por lo tanto, la independencia no existe. Pero ese sería una razonamiento apresurado. Si la independencia, como yo creo, no implica neutralidad ideológica, sino criterios autónomos respecto de los sectores políticos, entonces ideología e independencia no tienen por qué ser incompatible. Es solo cuestión de que la selección de la información siga criterios que, aunque ideológicos, no respondan necesariamente a las ideas e intereses de los partidos políticos, o de ningún actor específico de la sociedad. Ello es lo que garantiza una cierta ecuanimidad: el criterio de relevancia prevalece por sobre el de los intereses afectados.
Esto no es ni utópico ni imposible. Un periodista o un medio suelen tener ciertos capitales ante los consumidores de información: credibilidad, honestidad, rigurosidad, ecuanimidad y demás. En las sociedades modernas, hay gente que compra un diario o ve un noticiero porque considera que el mismo le va a informar de todos los temas relevantes, y que va a tener un manejo riguroso de la información, independientemente de los intereses políticos o económicos involucrados. En tal sentido, la información rigurosa, confiable y ecuánime no es más que un producto que cierta gente busca, y que por lo tanto cierta gente está dispuesta a ofrecer. Entonces, hay periodistas y medios de comunicación que tienen interés en priorizar la rigurosidad e independencia de la información por sobre los intereses e ideas de los sectores políticos y económicos: se trata de algo que la gente busca y consume. Y ello no es un engaño. Por ejemplo: yo no compraría un diario que no informe sobre un caso de corrupción que afecta al socialismo, porque el diario tiene ideas socialistas. Yo voy a comprar el diario que yo considere que difunde toda la información relevante. Y si otra gente sigue el mismo criterio que yo, los diarios van a tener el incentivo y la presión de dar a conocer toda la información siendo lo más ecuánimes posible, para que la gente compre ese diario.
Creo, entonces, que la independencia, entendida en estos términos, es posible y existe en muchos lugares del mundo. No es una independencia absoluta y perfecta, pero es una forma de trabajar la información, específica y diferente a la del periodismo partidario. En las sociedades modernas, creo que ese tipo de periodismo cumple una función importante. Pues si cada medio asume que se identifica con un sector político específico y que selecciona la información en consecuencia, entonces no hay incentivos para producir información mejor y más rigurosa. cada medio va a difundir las noticias que le convienen al sector político al que responde, confiados en que sus únicos lectores son quienes están de acuerdo con ellos y que, por lo tanto, poca importancia le dan a la rigurosidad, calidad y ecuanimidad de lo que se dice.
Hay otra dimensión, tal vez más problemática, en este tema, que es la de la independencia de los intereses empresarios. Pero acá también hay un razonamiento, a mi juicio, errado, según el cual un medio no es independiente porque responde a sus propios intereses económicos. Pero la respuesta a esto es: un medio solo es independiente, cuando su interés económico radica en que la gente consuma su producto en base a criterios de calidad en el manejo de la información. Si la gente busca información rigurosa y ecuánime, el principal beneficio de un diario va a ser producir eso. Y si el diario pertenece a un grupo empresario que, por otro tipo de intereses, no puede ser ecuánime ni hablar de ciertos temas, entonces su credibilidad se verá afectada y los consumidores buscarán otro diario; por eso es que la existencia del periodismo independiente requiere en gran medida la existencia de un mercado competitivo.
Entiendo que muchos me reprocharán que esto es un modelo ideal que no existe, mucho menos en Argentina. Mi respuesta es que si bien es cierto que la independencia es difícil de lograr, e imposible de alcanzar en su plenitud, es algo que, mejor o peor, cumple una función ineludible en las sociedades modernas. Si en Argentina no la hay, no creo que la solución pase por darla por puerta y pasar a otra cosa. Un país necesita un periodismo que sea lo más independiente posible de los intereses políticos y económicos, es decir, que difunda la información en base a pautas no encolumnadas ni con unos ni con otros. Que eso sea difícil de lograr no es razón suficiente para asumir que es imposible, y que la alternativa es preferible: una sociedad donde los principios de ecuanimidad y rigurosidad en el manejo de la información sea absolutamente desplazada por el alineamiento con las ideas políticas de algún sector.
Jopa: Te respondo acá porque no sale publicado mi post en lo de Barone.
ResponderEliminarSi me pedís fuentes, te recomiendo "La tiranía de la comunicación" e Ignacio Ramonet.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarY te reitero, al margen de la recomendación del libro mencionado.
ResponderEliminarTodos los medios que me mencionaste como ejemplos de periodismo independiente responden a intereses.
Todos.
Y esos intereses están representados a su vez por sectores políticos.
Como ves, no es necesario ser "La Vanguardia" para representar intereses.
Me mencionaste "The Washington post", entre otros, como un paradigma de "periodismo independiente"
Veamos:
"Se derrumba la revolución de Chávez"
"Chávez, aliado de los secuestradores"
Dos titulares del "diario independiente" The Washington Post.
Podría seguir toda la tarde con ejemplos similares.
Ahí tenés la prueba de la "independencia" de esas publicaciones: Opiniones vertidas desde un lugar interesado que termina (para el consumidor venezolano que lee esta "publicación independiente") influyendo muchas veces en la elección política del consumidor.
¿Te imaginás un titular pro Chávez en The Washinton Post?
Yo, no.
La independencia en el periodismo no existe, lo que existe es la honestidad intelectual y el espíritu crítico.
Cosmocosme,
ResponderEliminarGracias por la recomendación del libro. Lo voy a tener en cuenta. De todos modos, recuerdo que mencionaste un artículo de él en Le Monde. ¿Sabés dónde lo puedo conseguir?
Hay algo que estoy tratando de expresar, y hasta ahora no he podido. Probablemente no he sido claro en algunos puntos.
Hay medios que tienen una línea editorial clara, y otros no tanto. Algunos tienen una línea editorial muy marcada (como el Wall Street Journal), y otros dan lugar a una pluralidad muy grande de voces (probablemente no el Washington Post, pero sí el New York Times). Yo no estoy pregonando que necesitamos medios sin línea editorial, donde se escuchen todas las posiciones sobre todos los temas (aunque creo que ciertos medios, como el New York Times, son bastante plurales); eso debería estar garantizado por la plularidad de medios.
Lo que me preocupa es que, ante la imposibilidad de tener medios sin líneas editoriales, y periodistas sin ideologías, se ha empezado a pregonar que, directamente, cada uno diga con qué sector se identifica y tire para ese lado. Y me parece que irse a ese extremo también es malo. Porque, por ejemplo, el Washington Post puede tener en general una pésima opinión de Chávez, pero yo esperaría que si saltase un caso de corrupción que afecta a un líder opositor, informe sobre el mismo. Si así no fuese, yo pensaría que el Washington Post no está cumpliendo con sus deberes periodísticos, y no lo compraría ni lo pondría como ejemplo. Yo quiero que ese periodismo que, más allá de su opinión, busque informar de todo lo que es relevante, exista. No me parece imposible.
Lo que me preocupa es que la respuesta a medios mediocres como Clarín, sea el periodismo decididamente ideológico como Página/12 y 678, que directamente hablan solo de los temas que les sirven para defender una posición ideológica, y del resto ni hablan. Yo no digo que periodismo de ese estilo no deba existir; digo que lo otro, un periodismo que provea información sobre todos los temas, también es necesario.
Que eso es muy difícil porque un medio no va a querer comunicar noticias que afecten sus intereses empresariales, es cierto. Pero hay mecanismos para minimizar eso, como regulaciones contra la concentración, pluralidad de mercado, exigencias de los consumidores, y demás. Lo dijo Cox el otro día en 678. Es un problema, pero la solución no es, para mí, que el periodismo se convierta en 678 y Página/12; donde, por ejemplo, nunca se tratan las denuncias de corrupción del gobierno, la falta de democracia sindical, y demás.
Tal vez vos pienses que Clarín y La Nación sean lo mismo. Yo estaría en parte de acuerdo, pero creo que la solución es buscar mejores medios, que cubran toda la información, y no que todos los medios se conviertan en el equivalente a 678.
Mmm, no jopa, no mencioné ningún artículo en especial de Ramonet.
ResponderEliminarMis palabras fueron estas "Fijate lo que opina Ramonet (Le monde diplomatique), por ejemplo, acerca de la "independencia"."
"Le monde diplomatique" es el diario que dirige Ramonet, y el paréntesis es simplemente referencial, como, por ejemplo, decir Magneto (Clarín).
Respecto de lo demás; Con todo el respeto que me merece, Cox dijo tantas cosas el otro día... En fin. Mejor quedarse con su posición heróica durante la dictadura militar.
Creo que tu error es confundir "transparentar la propia postura" con "hacer periodismo decididamente ideológico".
Todos descartan temas que no convienen y hablan de otros que sí convienen, y lo hacen con determinado sesgo.
¿New York Times?
Mmm....
http://www.nytimes.com/2010/08/04/world/americas/04venez.html?_r=2&pagewanted=1&sq=bolivar&st=cse&scp=1
Es más suave que "The Washington" (así como Clarín es "mas suave" que Info Bae con Chávez) pero el sesgo está.
Vos buscás opretendés algo que no existe: Que un sólo medio te informe.
"el Washington Post puede tener en general una pésima opinión de Chávez, pero yo esperaría que si saltase un caso de corrupción que afecta a un líder opositor, informe sobre el mismo."
Entonces, mi estimado, creo que estás condenado a que te informen mal. Para informarse bien uno debe leer/mirar/escuchar con mirada crítica todos los medios que pueda.
Fijate si no me creés la mentira que reprodujeron los medios que mencionás (casi todos los medios internacionales) durante le frustrado golpe de Estado en Venezuela en 2002. Una mentira que recibió nada menos que un premio entregado por el mismísimo rey de España.
¿No me creés?
Te invito a que inviertas dos horas de tu tiempo: http://video.google.com/videoplay?docid=-4520733855160096680#
Y te aclaro una cosa. Los ejemplos de periodismo no independiente que te mostré no tienen como objeto demostrar la no independencia de los medios.
ResponderEliminarLa cosa es al revés: La intención en mostrar tales ejemplos es simplemente ratificar lo ya demostrado -vía método científico- (la no independencia) por la mayoría de los cientistas más prestigiosos del mundo.
Una errata: Ramonet fué director de "Le monde diplomatique" hasta hace poquito, el año 2008, dato que acabo de conocer recién gracias a un amigo que tengo al lado.
ResponderEliminarSaludos.
Y, antes de irme, me despido con un último ejemplo.
ResponderEliminarLe Monde. Un diario "izquierdista".
http://www.lemonde.fr/cgi-bin/ACHATS/acheter.cgi?offre=ARCHIVES&type_item=ART_ARCH_30J&objet_id=957185&clef=ARC-TRK-D_01
Chavez, según este artículo, quiere constituir una dictadura.
Hay que tener cuidado con las categorías. Frente a un derechista europeo o estadounidense, alguien puede parecer "izquierdista", pero, no hay que olvidar, que muchos de esos medios "izquierdistas" lo son dentro de un sistema liberal. Vale decir, al igual que Cox, por lo general esos medios opinan que todo lo que no cumple con los requisitos de las democracias liberales occidentales, es dictadura.
Para ellos, Perón fué un dictador y Chávez y Evo también lo son.
Esa mirada es tan o más dogmática como la que pretenden criticar y tiene consecuencias muy peligrosas. Te recuerdo que pensadores liberales muy prestigiosos (Popper, por ejemplo) han llegado a ver con buenos ojos a las dictaduras latinoamericanas por el sólo hecho de serlas mismas de corte liberal (económicamente hablando).
De hecho Popper tiene un libro llamado "La sociedad abierta y sus enemigos" en el cual etiqueta de "enemigo" (peligrosa etiqueta, por cierto) a todo aquel que no suscriba el libre mercado.
Y, para finalizar, esos medios que ponés como ejemplos de "independencia", están muy imbuídos de este tipo de ideas (ya viste lo que opina Cox de Chávez...) y ese es un sesgo ideológico. Lo peligroso, en la mayoría de estos casos, es que ellos desconocen ese propio sesgo ergo son extremadamente dogmáticos ya que creen que existe sólo una forma válida de libertad y de democracia.
Cosmocosme,
ResponderEliminarVoy a plantear las cosas de otra manera, porque me parece que vengo tratando de explicar y defender mi posición y, en realidad, estoy de acuerdo con la mayoría de las cosas que estás diciendo. Permitime entonces invertir un poco el planteo, partiendo de los acuerdos que tenemos.
Los medios nunca son totalmente independientes. Todos tienen una línea editorial, y están limitados por sus propios intereses económicos al momento de ser ecuánimes en el manejo de la información. Este es un problema que afecta a todos los grandes medios en todos los países. La pregunta que te hago es, ¿qué actitud tomamos frente a ese problema?
Yo me inclinaría por medidas que favorezcan la pluralidad de medios (en este sentido, reconozco que la ley de medios tiene algunos puntos positivos) y que por lo tanto restrinjan la concentración. También confiaría en un mercado competitivo, donde los propios consumidores controlen los malos manejos de los medios con libertad de compra. También, y no menos importante, querría mejores escuelas de periodismo, con criterios de excelencia internacional, que produzcan periodistas profesionales que, además de ideología, tengan pautas ampliamente reconocida sobre cómo se maneja la información, cómo se hace una entrevista, cómo se fundamenta una idea, y demás. No digo que esto solucione el problema, pero creo que son elementos que ayudarían a generar un periodismo mejor.
El modelo de 678, para mí, no soluciona nada, sino que me parece tan engañoso como el "neutral" que, según considerás, muchos se adjudican representar. Periodistas que dicen estar de acuerdo con un gobierno y, por lo tanto, se consideran habilitados a estar en un programa donde se descalifica a opositores y periodistas, en gran medida mediante chistes y jodas, me parece que están al borde de no serlo. Tampoco me parece propio de un periodista invitar a un funcionario para aliarse con él y criticar mutuamente a la oposición, sin hacer ninguna pregunta crítica; ni invitar día tras día famosos sin ningún conocimiento especial de la política, para escucharlos defender al gobierno. Tampoco difundir material no chequeado y de nula calidad, como el video sobre Pagni, solo porque beneficio al sector con el que estás de acuerdo. Todo esto no hace a los periodistas de 678 más transparentes; para mí, los hace menos periodistas. Creo que lo dijo bien Sandra Ruso el otro día: en este momento, el periodismo está medio entre paréntesis. En eso estoy de acuerdo: cada vez más los periodistas no están actuando como tales, y 678 va, en mi opinión, en esa dirección.
En definitiva, aún acordando en todo lo que decís sobre los medios, creo que la alternativa no puede provenir de un sinceramiento de la propia posición que, para mí, es imposible o, al menos, poco relevante. Es como que yo escriba un trabajo académico y aclare que no soy neutral, que lo escribo desde una determinada perspectiva ideológica, y por lo tanto no siga ningún criterio de evidencia ni de coherencia lógica para sostener mi argumento. Eso no sería más transparente. Sería un mal trabajo académico; o tal vez ni siquiera eso.
"También confiaría en un mercado competitivo, donde los propios consumidores controlen los malos manejos de los medios con libertad de compra"
ResponderEliminarNunca estaremos de acuerdo en este punto: El derecho a la información es un derecho humano consagrado en la CN y, como tal, no puede estar en manos del mercado.
"También, y no menos importante, querría mejores escuelas de periodismo, con criterios de excelencia internacional, que produzcan periodistas profesionales que, además de ideología, tengan pautas ampliamente reconocida sobre cómo se maneja la información, cómo se hace una entrevista, cómo se fundamenta una idea, y demás. No digo que esto solucione el problema, pero creo que son elementos que ayudarían a generar un periodismo mejor."
Ya existen instituciones semejantes. La UBA, por ejemplo y su carrera Ciencias de la comunicación que, si bien no es periodismo per se, es una institución que está por encima del mismo ya que se ennseña a ser un cientísta de la comunicación. También existen muchas otras escuelas/universidades de excelencia.
No se porqué pedís algo que ya existe (aquí, por ejemplo, tengo un indicio de la ideología que tal vez profesás, aunque sería largo de explicar).
Por otra parte, me parece que no expliqué bien el concepto de "ideología". No existe un "más allá de la ideología. La ideología es un eje transversal que atraviesa todos los discursos ergo, " las pautas ampliamente reconocidas sobre cómo se maneja la información, cómo se hace una entrevista, cómo se fundamenta una idea, y demás", están también atravesadas por la dimensión ideológica.
Respecto de tus opiniones sobre 678, son eso: opniniones sin fundamento. Yo podría decirte que Ruso criticó duramente los manejos del pj bonaerense en referencia a la entrega de casas a parientes de funcionarios y que por ello hay pluralidad en la mesa.
Te reitero, en este momento, 678 en necesario ya que informa de realidades invisibilizadas porlos medios hegemónicos.
"Es como que yo escriba un trabajo académico y aclare que no soy neutral, que lo escribo desde una determinada perspectiva ideológica, y por lo tanto no siga ningún criterio de evidencia ni de coherencia lógica para sostener mi argumento"
Estás muy equivocado: En 678, más allá de algún arrebato en los informes, la mayoría de las veces se siguen criterios de evidencia y de coherencia lógica especialmente en la mesa, a Cox lo dieron vuelta fácilmente y con sólidos argumentos respecto de Cuba, Perón, y Chávez: Por algo los invitados de la oposición sencillamente no quieren ir.
Te invito a que me ejemplifiques un sólo momento en el cual no haya sucedido esto en la mesa.
Me parece que tu error tienen que ver con una confusión: "Ideología" no es sinónimo de "no ser lógico ni riguroso". Si así fuera ningun mortal lo sería.
Eso es lo importante de la cuestión: Tomar conciencia de la propia ideología es la única forma, de hecho, de minimizar sus efectos.
El efecto ideológico, justamente, se da en quienes pretenden no hay ideología en sus discursos.
Y perdón pero, el científico, debe sincerar su posición, primero hacia sí mismo (fundamental en todo científico que se precie de tal), y luego (vía citas bibliográficas y otras organizaciones retóricas, temáticas, y enunciativas) hacia el lector de su ensayo.
ResponderEliminarAquí está la cuestión de la sinceridad, la honestidad intelectual.
Sinceridad y honestidad intelectual no es "licencia para no ser riguroso" todo lo contrario.
Me parece que nunca vamos a ponernos de acuerdo pues nuestra posiciones son inconmensurables. Lo que vos ves rojo, yo lo veo azul.
La única diferencia, si me permitís, es que a mi discurso (que no inventé yo, por cierto) lo sostienen otros discursos concebidos por cientistas prestigiosísimos y, en todo caso, seran ellos también quienes vean azul dónde vos ves rojo.
Cosmocosme,
ResponderEliminarEntiendo tu punto de vista. Algunas de las cosas que decís sobre mi posición, creo que no son correctas; no sé si porque me expresé mal, porque estás infiriendo cosas que van más allá de lo que dije, o por una mezcla de las dos. Si es lo primero, ya en este punto no creo poder hacerlo mejor. Solo quiero aclarar que, en términos generales, comparto tus apreciaciones sobre la ideología, sobre que no es posible salirse de ella, sobre que cualquier criterio es ideológico. Pero difiero con vos respecto de lo que hay que hacer a partir de ello, sobre cómo manejarlo. Creo que ya dije todo lo que tenía para decir al respecto, y no quiero ser repetitivo, así que prefiero parar acá. Esto amenaza con convertirse en una discusión sin fin (como la historia misma, nos enseñan nuestros amigos, los filósofos posmodernos).
(Por las dudas de que no respondas, quiero agradecerte por responder extensamente todos mis comentarios, y por tomarte el trabajo de explicarme detalladamente tus numerosos desacuerdos).
Che, pero hay científicos prestigiosísimos que también dicen barbaridades como yo, u otras barbaridades. ¿No mencionaste a Popper? ¿Y los miles de prestigiosísimos positivistas que creen en la objetividad absoluta de la ciencia?
ResponderEliminarEs muy interesante el caso de Popper y me viene como anillo al dedo.
ResponderEliminar"La lógica de la investigación científica" es una obra de Popper que ha nutrido sabiamente al mundo de la epistemología, escrito con el mayor de los rigores científicos.
"La sociedad abierta y sus enemigos" es, a mi juicio, todo lo contrario: Un panfleto escrito desde un lugar pretendidamente "a-ideológico", que baja una línea dogmática; Un intento pseudocientífico de validación de una ideología.
Por cierto, ningún científico tiene la verdad revelada. Todos tienen sus momentos de lucidez, sus momentos de chapucería (algunso más que otros) y, por qué no, sus momentos de lisa y llana opinión.
El problema se presenta cuando pretenden, arrodillados ante sus propios prejuicios, pasar "opinión" por "teoría científica" tal y como le sucedió al biólogo premio nobel Watson cuando salió a opinar, sin ningún rigor científico, que "los negros son menos inteligentes que los blancos por cuestiones genéticas".
Y... Después de todo, los centíficos también son seres humanos...
Queda en cada quien determinar cuando un científico opina, opina y pretende vendernos que su opinión es ciencia, chapurrea cualquier barrabasada, o teoriza una hipótesis sujeta a todos las reglamentaciones del rigor científico.
ok... solo lo decía porque habías comentado que a tu discurso lo sostienen cientistas prestiogísismos, y que eso era una diferencia respecto del mío. Pero si el número de cientistas prestiogísisimos que sostienen algo es un argumento a favor de su razón, tal vez debamos convertirnos al positivismo.
ResponderEliminarSi. Es un argumento a mi favor, y te explico por qué.
ResponderEliminarNadie tiene la verdad comprada 8incluso esta propia afirmación, si nos ponemos a hilar fino con paradojas, tampoco sería una "verdad"). Ningún cientista es dueño de ella.
Pero existe una diferencia: El discurso científico (digo "científico" que no mismo que decir"un científico que dice barbaridades") es el que más se acerca a la verdad, entre otras cosas, justamente, por la capacidad que tiene el cientista de comprender su propio componente ideológico.
Por eso aclaré: "Queda en cada quien determinar cuando un científico opina, opina y pretende vendernos que su opinión es ciencia, chapurrea cualquier barrabasada, o teoriza una hipótesis sujeta a todos las reglamentaciones del rigor científico. "
Vale decir: Una persona (yo, por ejemplo) puede esgrimir un discurso sostenido por el DISCURSO CIENTÍFICO de cientistas presigiosísimos (Ejemplo: "La lógica de la investigación científica" de Popper) y no por otro tipo de discurso no científico o pseudocientífico (Ejemplo: "La sociedad abierta y sus enemigos" también de Popper) que puedan chapurrear cientistas prestigiosísimos.
Concluir que un científico deja de serlo sólo porque entre sus discursos se cuela alguno que no es científico es una falacia y su nombre técnico se conoce como "falacia de afirmación del consecuente".
Espero haber sido claro.